1. Gesa, y las horas extras


    Fecha: 02/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nos encontrábamos instalados en la nueva oficina, habían pasado un par de semanas desde mi cumpleaños y de aquel regalo tan inesperado. A diferencia de Gesa, quien se comportaba de la manera más natural, haciendo su trabajo con diligencia, yo simplemente no sabía cómo sentirme al respecto con mi nueva jefa, a pesar de nuestra llevadera amistad, yo permanecía hechizado por aquel evento, mi percepción de Gesa cambio bastante y día a día solo iba en aumento un deseo por aventurarme en ella, no importaba lo que fuera, necesitaba hacer algo con aquella mujer. Pero no quería echar todo a perder, aunque ella dio el primer paso, dudaba si quería llegar a algo más conmigo o si únicamente fue una especie de venganza contra su marido.
    
    Recuerdo que era inicio de semana, quizás un lunes o un martes. Desde que Gesa llegó, se encerró en su oficina (o más bien recamara), y nadie la molestó durante ese tiempo puesto que pensábamos que estaba ocupada. Yo me encontraba terminando una conciliación del personal, estaba dudado en entrar o no con ella, ya que había pasado rato y aun no abría la puerta. Finalmente me dirigí a ella, toqué la puerta y pude escuchar un débil “adelante” entré y la encontré recargada sobre sus brazos en el escritorio. “¿Que necesitas muchacho?” preguntó. Por un momento estuvimos hablando acerca de los registros patronales y otros detalles que teníamos por ver, al cabo de unos minutos, nos desviamos del tema principal y comenzamos a platicar de otras cosas, como ...
    ... era costumbre nuestra ya. De un momento a otro revisando mi celular, pude ver que había cambiado de foto de perfil, de hecho, que era una foto reciente, justo aquí en la oficina.
    
    La miré desesperanzado moviendo la cabeza de un lado a otro, continuaba sentado en el sofá de su pequeña oficina. Nuevamente miré la foto, la examiné por un momento para después observar directamente a su persona. Me perdí en ella, y al cabo de unos segundos, Gesa se percató de esto.
    
    Ella me miró con seriedad por un momento. No se trataba de un movimiento para llegar a alguna situación, eran algo que pensaban realmente.
    
    Al poco tiempo tocaron la puerta y yo me retiré del lugar, continúe con mis labores con tranquilidad y el resto del día transcurrió sin ninguna anomalía, y el resto de la semana también, salvo quizás un pequeño detalle, pude notar que Gesa se veía mejor los últimos días, no sé si se maquillaba mejor o si estaba llevando algún tratamiento de belleza. Pero incluso en la forma que llegaba era diferente ahora, normalmente llegaba temprano y se maquillaba o retocaba el maquillaje en lo que los demás llegábamos. Ahora siempre llegaba lista.
    
    Poco tiempo después, quizás un par de semanas, nos preparábamos para salir, eran alrededor de las 6 de la tarde, las nubes de lluvia se agrupaban sobre todo a donde la vista volteara, tanto que daban una vista nocturna a todo el lugar, la mayoría se había marchado ya, y yo esperaba a junto con Gesa a la llegada del taxi que había pedido, “15 ...
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