1. La inquietud


    Fecha: 05/05/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Guidodecuero, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos de él se movieron rozando sus pechos. Ella levantó sus manos y quedó con el vaso y la mano libre contra su pecho. Sus dedos encontraron el vello de GUIDO. El vaso se cayó. Cuando ella lo iba a recoger, él tomó su mentón y lo elevó hacia él. Con el otro brazo la tomó del hombro y la atrajo.
    
    La luz estaba apagada. No supo en qué momento se estaban besando. Su lengua suave y tibia se metió en su boca. Ella respondió y suspiró. Cerró los ojos y dijo "NO!!!" Se dio vuelta para salir.
    
    El la tomó de atrás. La abrazó con un brazo sobre su estómago y el otro sobre los pechos.
    
    Ella repitió " NO!!!Estás loco... no!!!"
    
    El no la escuchó.
    
    Besó la zona entre el bretel ancho del vestido y el cuello. Ella retorcía la cabeza.
    
    El pasó la lengua hacia la nuca…. La piel se erizó instantáneamente. Tomó la oreja izquierda entre sus labios y la humedeció y succionó. Ella se resistía, aunque no hablaba. Soltó el primer gemido.
    
    Las manos de él se deslizaban sobre los brazos desnudos y la aprisionaban para que el cuello y la oreja siguieran recibiendo la caricia de su lengua.
    
    Comenzó a gemir. Una mano bajó hasta su vientre y reclamó propiedad sobre la zona. Ella giró su cabeza y buscó la boca con su lengua hambrienta.
    
    El la seguía abrazando de atrás. Y apoyaba su hombría entre sus nalgas. Sus lenguas se encontraban y se desencontraban en la avidez hormonal creciente.
    
    No había apuro. Había urgencias.
    
    Desprendió dos botones delanteros del vestido, cercanos a la ...
    ... cintura. Sus dedos rápidamente resbalaron bajo la tanga. Sus dientes mordisqueaban la oreja. La saliva tibia se mezclaba con el perfume de ella.
    
    Su concha afeitada rezumaba jugos en cada latido. Instintivamente sus músculos besaron y apretaron el dedo. Su clítoris le dolía de placer.
    
    Con la otra mano él bajó el cierre del costado del vestido. Y a los dos segundos pellizcaba suavemente sus pezones.
    
    Ella inclinaba su cabeza hacia atrás y ofrecía su piel a las manos, lengua, abrazo y bulto.
    
    Los dedos hurgaban en su concha y elevaban su sinfonía de placer hacia el orgasmo inevitable.
    
    De repente él se despegó un poco de su cuerpo.
    
    Ella escuchó el ruido de la hebilla y del cierre de su pantalón. Supo que el señor de la noche había salido de su escondite. Sintió entre sus nalgas la presión prepotente y no opuso ninguna resistencia.
    
    Instintivamente estiró su mano derecha hacia atrás.
    
    Primero no entendía. Luego, inmediatamente se sorprendió, y a la misma vez se alegró muchísimo.
    
    Su boca dibujo una semisonrisa anticipadora. Soltó un gemido ronco, suave, intenso....
    
    Sus dedos trataban de atrapar la barra caliente y no tomaban toda la circunferencia.
    
    Las venas eran como una trama suave que se hundían con su apretón y renacían de inmediato. Ël la seguia besando y acariciando su botoncito y hundiendo su dedo medio en su conchita.
    
    Ella trató de subir y bajar la mano y advirtió que era mucho recorrido para la posición en que estaba.
    
    La curiosidad sexual la ...
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