1. La mamá de mi amigo en un burdel.


    Fecha: 05/05/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: blackbird, Fuente: SexoSinTabues

    ... muchos tienen y pocos lo realizan. Puse mi pene en la entrada de su vagina y se la metí de golpe, lo que hiso que soltara un fuerte gemido. Por un momento pensé que iba a quejarse, pero no sucedió. Nos acomodamos para comenzar la faena con el misionero ya que quería verle la cara mientras me la follaba. Me estaba cogiendo a la madre de mi amigo y no quería perderme ningún detalle. Me la cogí con muchas ganas. Me encantaba ver las expresiones de placer de Olga mientras me la cachaba. Sus enormes tetas rebotaban debido a mis rápidas y fuertes embestidas. Ella gemía mucho, como si le estuviera dando la cogida de su vida, pero sabía que eran gemidos falsos, típico de prostitutas, ya que solo está cumpliendo con su trabajo. Ese detalle no me importó en lo más mínimo, solo buscaba mi placer, el placer de estar penetrando a madre de Angelo. Mientras me la cogía, ella, decía cosas como: “Que rico, papi”, “Cáchame más, amor”, “Ay, que rico”, todo con la misión de calentarme aún más. Mis movimientos eran fuertes y rápidos, estaba como un loco y en mi cabeza solo la tenía a ella. Sentí que iba a eyacular, así que me detuve, y puse presión en mi pene para no dejar salir mi leche. Me costó contenerlo. Me mantuve quieto unos momentos, ya que sentía que si me movía, se me iba a escapar la leche. Luego de calmarme un poco, le dije a Olga que se ponga de perrito y así lo hiso. Se puso en pose ante mí, arqueó bastante la espalda y levanto mucho su culo. ...
    ... La vista era espectacular. Lentamente fui entrando en su interior, coloqué mis manos en ambos lados de su culo para dar inicio al mete-y-saca. Poco a poco fui subiendo la velocidad de mis embestidas, ella me decía cosas morbosas y yo me animé a decirle cosas como: “Que rica estas, puta”, “Eres una zorra” y toda clase de cosas sucias que se me ocurrió en ese momento. Sus gemidos y el sonido de nuestros cuerpos chocándose fueron lo único que se oyó en la habitación. Estaba en la gloria, me estaba cachando a la mamá de un amigo y eso me encantaba. Llegó el momento del climax y solté toda mi leche. Eyaculé bastante, por lo que puse sentir. Me quedé quieto en mi lugar mientras controlaba mi respiración agitada. Con mis manos le abrí las nalgas para quedar expuesta la entrada de su ano. Me morí de ganas de romperle el culo pero, mi pene ya no daba más, necesitaba un descanso. Olga salió de pose y se bajó de la cama. -Eso tiene otro precio, corazón. –dijo ella. Al bajar del segundo piso, encontré a Gerardo que me estaba esperando. Salimos del local y dimos una larga caminata por las calles. Él me contaba con lujo y detalles sobre su cogida con la flaca que escogió. Mientras me hablaba, dejé de escucharlo y pensé que ése culo, el de Olga, tenía que ser mío. Me propuse como meta volver al lugar para volver a cacharme a la mamá de Angelo y me dio la curiosidad de saber qué cara pondría y cuál sería su reacción al decirle que yo conozco a su hijo. 
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