1. El principio del fin 6 (El final)


    Fecha: 14/05/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Avariciasex, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando desperté por la mañana, Alba estaba junto a mí y Lidia estaba en la otra punta de la cama. Como casi todas las mañanas, mi polla se levantó empalmada, por lo que no perdí la oportunidad y empecé a tocar aquel cuerpo desnudo y a arrimar mi verga a su trasero. Alba abrió los ojos, me miró y susurrando me dijo…
    
    - ¿Qué haces? Lidia se va a despertar y verás.
    
    Yo seguí insistiendo, y ella echando un poco su culo hacia atrás me ofreció todo su coño. Mi pene entró poco a poco, no quería que se despertara Lidia. Cuando se la introduje hasta el fondo, empecé a moverme despacio para no hacer ruido. Alba empezó a gemir en silencio, me miraba, me sonreía y me susurraba…
    
    - ¡Sergio para! Como se despierte, nos vamos a enterar los dos.
    
    Yo no podía parar, me apetecía follarme a aquella mujer. Su cuerpo era puro pecado, y el follar con ella era algo espectacular, su coño se apretaba cada vez que sentía placer, provocando que yo tuviera que empujar más duro para que mi polla siguiera entrando. Alba cambio de posición despacio, y se sentó encima de mí metiéndose toda mi verga hasta lo más profundo de su vagina. Yo le acariciaba sus tetas que eran preciosas, pero ella cogió mis manos y las puso en su cuello. Cuando el orgasmo le llegó las apretó hasta casi cortarle la respiración Esos nuevos juegos sexuales eran superiores a mí, y consiguieron que me corriera brutalmente, inundando nuevamente a aquella mujer con toda mi leche.
    
    Alba se levantó y fue al servicio. Yo me ...
    ... acerqué a Lidia y la abracé. Ella me agarró los brazos y me dijo…
    
    - No estaba dormida, espero que te lo hallas pasado bien. Esto me lo vas a pagar con creces.
    
    Me quedé de piedra, me había follado a Alba en la misma cama donde estaba Lidia, y no me había dicho que parara. Mil preguntas pasaron por mi cabeza, pero no dije ni una palabra, simplemente me tocaba esperar.
    
    Después de desayunar, nos fuimos directamente al aeropuerto, nuestro avión salía a mediodía. El vuelo fue perfecto. Intenté besar a Lidia un par de veces, pero no hubo manera, creo que estaba muy enfadada. El avión aterrizó cuatro horas después y Alba fue la primera en marchar. Cuando nos quedamos solos, Lidia me dijo…
    
    - No te quiero ver más, lo que me has hecho esta mañana no tiene perdón, si siguiera contigo tendría que hacerte sufrir para sentirme bien, y te quiero mucho para hacerte eso.
    
    Yo no supe que decir ni que hacer, me sentía fatal. En el fondo sabía que tenía razón. Después de todo lo que había pasado esas semanas, que más me daba un polvo más o menos. Ya dicen que la avaricia rompe el saco. Lidia se subió en un taxi y se marchó. Yo hundido, sin saber qué hacer, regresé a mi casa, y me tumbé en la cama. Miles de pensamientos invadían mi cabeza, recordaba todo lo que me había pasado, eso me producía una mezcla de sentimientos increíble. Por un lado, estaba triste porque Lidia me había dejado, y por otro estaba excitado por las experiencias vividas.
    
    El lunes me dirigí al trabajo montando una ...
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