Atrapado entre gigantas - Relatos Eróticos

Atrapado entre gigantas

... Ambos tenemos mucho que estudiar este semestre, así que será mejor que te tranquilices mientras voy en busca del médico". "¡Marcelo, te lo advierto!". El joven hizo oídos sordos y abrió la puerta para marcharse. De pronto, escuchó un ruido a sus pies, y antes de que se diera cuenta, un gas de color ocre lo rodeó. "¡¿Qué es esto?!". "Debiste haberme escuchado, Marcelo. Lo siento, pero te amo con todas mis fuerzas, y necesito tenerte para siempre conmigo. ". Marcelo sintió mareos, y no pudo articular respuesta. En un abrir y cerrar de ojos, cayó al suelo sin conocimiento. Cuando despertó, Marcelo se descubrió envuelto en una total oscuridad. Se puso de pie, y descubrió que se hallaba sobre una superficie suave y sedosa además el lugar tenia unos olores raros que de un principio le desagradaron pero después empezaron a gustarle incluso a excitarlo. Al intentar averiguar más sobre su paradero, chocó contra lo que parecía ser una pared de madera. Se acercó a ella y comenzó a golpearla con fuerza, para ver si cedía. No tardó en darse por vencido. De pronto, escuchó pesados sonidos acercándose desde fuera de su prisión, y trató de esconderse de alguna manera. Estaba dando vueltas por esa oscuridad sin éxito cuando la luz se sumergió de improviso en su entorno. "AL FIN TE HAS DESPERTADO. ME ALEGRO", bramó una potente voz. "¿Qué?. ¿Quién?. ", balbuceó Marcelo. "¿HAS DICHO ALGO, PEQUEÑO? NO PUEDO ESCUCHARTE". ¿Pequeño? Algo no estaba bien, meditó Marcelo. Además, esa voz, por muy ...

... poderosa que sonase, le resultaba conocida. Tomando aire, Marcelo se frotó los ojos y elevó la vista hacia arriba para intentar distinguir lo que fuera que se hallara frente a él. La visión congeló su sangre: una colosal versión de su amiga Jennifer lo observaba con una sonrisa en sus labios un espectacular polera recortada donde se veían claramente la parte inferior de sus senos y toda su guatita estaba al aire con un hermoso ombligo del porte de su rostro. "ME IMAGINO QUE ME HAS RECONOCIDO. ". Marcelo cayó de rodillas, presa del pánico. Al ver esto, la inmensa y hermosa Jennifer acercó su mano y lo envolvió con sus dedos. "NO TENGAS MIEDO, PEQUEÑO, AHORA, TODO ES COMO SIEMPRE DEBIÓ HABER SIDO. ". Marcelo alcanzó a mirar hacia abajo para determinar dónde había estado prisionero. Sus ojos se abrieron como platos al descubrir que se trataba del cajón del armario de la habitación de Jennifer donde ella guardaba su ropa interior. El pensamiento de haber estado recostado sobre Calzones y Colales usados de su compañera inseparable estuvo a punto de provocarle de nuevo la inconsciencia y ahora entendía que era ese extraño olor un excitante olor a mujer. Por fin, el muchacho se vio frente a la desmesurada cabeza de su amiga. "¿Cómo?. ¿Cuándo?. ¿Por qué?. ", balbuceaba sin parar. "AHORA TE ESCUCHO MEJOR. ASÍ QUE TE RESPONDERÉ, PEQUEÑO", sonrió Jennifer, "¿CÓMO? PUES CON UN GAS REDUCTOR QUE ME VENDIÓ UNA AMIGA A LA UNIVERSIDAD. ME DIJO QUE SE DEDICABA A LA CIENCIA COMO NOSOTROS, Y QUE LO ...