1. El secreto de Hugo (su padre)...


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Gays Tabú Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... aquí. O quizás al irse cuando llegué, se los dejaron. Los usaron para limpiarse las pollas y, por el aspecto que tenían, para qué llevárselos. Sea como fuere estaban en la habitación de mi chaval. Y tenía que averiguar lo que pasó. Cosas de chavales, pensé. ¡Cómo son! ¡Quién pillara su edad!. Empecé a restarle importancia al tema.La verdad es que me resultaba bastante cachondo que mi chaval, con lo poca cosa que era, tuviera amigos tan cerdos y fuera capaz de correrse en su libro de matemáticas. Tenía gracia la cosa. Recordé mis azañas juveniles. En el camping al que íbamos en verano, con 14 años, mi colega de la infancia y yo jugábamos a ver quién lanzaba la leche más lejos. Unas veces le ganaba yo y otras me ganaba él. En una ocasión mis trallazos alcanzaron el saco de dormir de su hermana y en otra sus botas de montaña. ¡Cabronazo, me las has manchado! Y nos echábamos a dormir en bolas en la tienda de campaña, preparándonos para despertarnos y cascarnos otra paja a ver quién ganaba esta vez.Me tiré en el sofá a esperar que Hugo bajara para hablar con él. Estaba en la ducha. Llevaba ya casi 10 minutos y todavía no había salido. Me descalcé, me quité la camiseta que ya acumulaba un ligero olor a sobaco de toda la tarde trabajando con ese calor. Me quedé meditando, escuchando de fondo el partido, recordando mis andanzas de joven, y notando como mi polla empezaba a despertar y se quedaba morcillona, más calmado entre mis reflexiones.Hugo bajó a los pocos minutos y tosió, ...
    ... pensando que estaba dormido. Me incorporé y le miré con tono serio. Bajaba con una toalla corta en la cintura. Era precioso el niño. Ya había empezado a desarrollar un cuerpazo, que aunque no muy alto y ancho, marcaba músculos atléticos. Su pelo rubio estaba revuelto, sus ojos vivos y pícaros me miraban con cierta angustia. Algunas gotas de agua caían por su cuello delgado, liso y perfecto hacia su pecho, adornado por dos pezones rosados preciosos. Justo donde su mano sujetaba la toalla estaba su vientre firme y terso, que daba paso a la cintura más perfecta y estrecha que había visto. La toalla dejaba al aire unos muslos perfectos, firmes, sin ni una gota de grasa que se antojaban incluso un poco femeninos. A veces me sorprendía pensando en meter mis manos entre ellos y apartárselos para ponerlos alrededor de mis caderas. Volvió a carraspear. Recorrió el salón mientras le observaba y pude ver que la toalla ajustaba a la perfección dos nalgas rígidas, respingonas, que se movían con discreción tapadas por el paño.Ven hijo, siéntate aquí, quiero hablar contigo -le dije con tono tranquilizador.Papá, lo siento mucho, he sido un gilipollas, perdóname - Su pierna rozó mi vaquero cuando pasó a mi lado.No pasa nada, pero tenemos que hablar, le dije con convicciónHugo se puso a llorar. A llorar desesperadamente. Estaba realmente arrepentido. Cuando Hugo lloraba se me encogía el estómago. Me daba una rabia increíble. Quería cogerlo en mis brazos, dejarlo en la cama, y dormirle cantándole al ...
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