1. El secreto de Hugo (su padre)...


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Gays Tabú Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... oído una canción. Pasé mi brazo a través de su cuello y lo atraje contra mí. Podía sentir su frescura, propia de haberse pegado una ducha, y su aroma a jabón. Le di un beso en la cabeza. Él se apoyó en mi pectoral, descargando sus lágrimas sobre mi maraña de pelo rizado y ligeramente cubierto por mi sudoración y las largas horas de trabajo.Venga, tranqulizate, que estoy aquí para todo lo que necesites. Acaricié con mi otra mano su pelo rubio, metí mi mano en su maraña de pelo y rasque suavemente su cabeza. Él seguía sollozando. Pasó su brazo alrededor de mi abdomen y me apretó. Yo sentí una enorme sensación de paz. Mi niño y yo siempre juntos, pensé. “No llores nene” - le susurré.Estuvimos así unos minutos, en el silencio roto solo por sus suspiros. Él empezó a tranquilizarse y a mover ligeramente su mano, recorriendo mi torso con suavidad, acariciando mi vello, deteniéndose con parsimonia en mis pectorales. Yo le dejaba hacer. Me puse más cómodo en el sofá, apoyando toda mi espalda en el respaldo. Él seguía jugando con mis el vello de mis abdominales, mientras yo acariciaba su pelo, e inhalaba con profundidad su sensual olor a jabón recién duchado. Su mano se paseó por mi costado, subiendo casi hasta rozar mis axilas. Volví a aspirar una bocanada de aire y pude sentir mi propio olor corporal. Estaba sin duchar todavía. Hugo se detuvo en mi ombligo, y jugó con los vellos que nacían en él para irse adentrando en mi pubis. Mi polla marcaba ya entonces un leve crecimiento y ...
    ... empezaba a ejercer una presión considerable contra los vaqueros, justo apuntando hacia él. Mi polla estaba reaccionando a las caricias. Intenté apartarle pero retiró su mano y cogió mi brazo para que siguiera abrazándole, subiendo a lo largo de mi antebrazo y biceps, y bajando, muy despacio. Yo le volví apretar contra mi pecho sintiendo una enorme paz y tranquilidad.Empezaba a tener un sentimiento un tanto embarazoso. A mí no hacía falta apenas nada para ponerme cachondo, e incluso hablando o jugando con mi chaval podía empalmarme. Pero esta vez era diferente, empezaba a sentir un cierto deseo de seguir abrazándole, de poseer a mi niño, de utilizarle. Tenía un sentimiento de posesión. Él era mío y yo podía disponer de él. Estos pensamientos cruzaban rápidamente mi cabeza, sin detenerse, mientras mi pene empezaba a babear dentro del calzoncillo. Empecé a percibir, mezclado con mi sudor y su olor a jabón, el olor de los calzoncillos sudados. Quizá la atmósfera que se estaba creando, el contraste entre la candidez de mi chico y la lefada descomunal que tenía delante estaban ejerciendo en mí algún tipo de control. El sexo era el sexo, siempre lo había pensado, y cuando uno está cachondo tiene que llegar al final. Yo era un a****l de instintos y me movía por impulsos, sobre todo, sexuales.Aparté a Hugo al mismo tiempo que mis pensamientos. Y le miré. Me miraba con ojos de ángel, con cara de tranquilidad. Había dejado de llorar y estaba más tranquilo. ¿Estás bien, peque? Le dije ...
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