1. Con la sorpresa dentro (Primera parte)


    Fecha: 20/05/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... contundencia contra ella, a quien tenía bien flexionada de piernas, totalmente dobladas sobre sí misma. Él le brincaba y brincaba encima, emitiendo una respiración agitada, como si estuviese haciendo un ejercicio exigente, aunque habitual; dado su resistente estado físico; mientras que la otra lo recibía extenuada, expulsando gemidos que bien a bien no se sabían si eran lamentos por la terrible carga recibida, o si eran expresiones de satisfacción total.
    
    Pero tan insistentes fueron las llamadas a su celular; puesto que terminaba una serie de timbrazos e inmediatamente iniciaba otra; que la mano de Paty buscó a ciegas el aparato por sobre la fruncida sabana.
    
    Cuando dio con él lo tomó y de reojo vio de quién se trataba. Al ver que era su amiga contestó inmediatamente.
    
    —Bueno, Martha..., ¡ay, espérate! —le gritó a su atacador para que la dejara en paz por un segundo y ya no le rebotara más encima—. Sí Martha, ¿qué pasa? Espérate, espérate, ya voy para allá —y Paty se levantó de la cama.
    
    Por el tono de voz en su amiga, Paty decidió dejar la cópula a medias y fue inmediatamente a verla.
    
    Nada más le abrió la puerta de su hogar, ambas amigas se abrazaron. Martha lloraba inconsolablemente.
    
    —Bueno, ¿me vas a contar lo que sucede? —dijo Paty, poco después.
    
    —Ay amiga —dijo sollozando Martha—. Me llegaron los resultados de los análisis... ¡Jorge es estéril!
    
    Como Martha se soltó en llanto su amiga la abrazó.
    
    —Cálmate, cálmate, no es el fin del mundo. ¿Qué ...
    ... dijo él? ¿Cómo lo tomó? —le preguntó Paty.
    
    —No, él aún no lo sabe. Yo, pues, abrí el sobre antes de que él llegue.
    
    —¿Cómo?
    
    —Pues sí, estaba tan nerviosa que...
    
    —Así que tu marido aún no lo sabe —Paty aclaró.
    
    —No —aceptó Martha, secándose la nariz con un pañuelo desechable.
    
    Paty sonrió maliciosamente y Martha lo notó.
    
    —¿Qué estás pensando Paty?
    
    —Nada, sólo la mejor solución para tu pesar —le dijo sonriendo.
    
    —No pensarás que yo... —comentó Martha.
    
    —Pues sí. Haz lo mismo que yo.
    
    —¡No, ¿cómo crees?! —gritó inmediatamente Martha—. Yo jamás engañaría a Jorge.
    
    —Pero piénsalo, es la mejor solución. Si él no se entera, no habría...
    
    —No, ¡jamás! ¿Cómo crees que me voy a dejar embarazar por un desconocido? —expresó Martha indignada.
    
    —Pero si es como una inseminación artificial. Qué digo... es incluso mejor —y Paty sonrió—. Te gustará, te lo prometo. Bueno, lo digo por experiencia. Pierre es buenísimo para...
    
    —¿Qué...? ¿Tú ya estás?
    
    —Bueno, aún no, pero por intentos no hemos parado, si vieras...
    
    —Cállate, cállate. Ni lo digas, que no quiero saber nada de eso. Yo amo a mi marido.
    
    Martha se negó rotundamente a la propuesta de su amiga, sin embargo, no le dijo nada a su esposo sobre los resultados de los análisis, cuando éste llegó a casa. No se atrevió. Algo de lo que le había dicho Paty había hecho mella en ella. A pesar de lo sucio que aquello le parecía, la posibilidad que le había planteado su amiga ya germinaba en su interior (como ...