Mi profesora Mercedes llegó borracha
Fecha: 21/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Al ser de familia acomodada, mis padres entendieron que estaría bien que tuviese una profesora de inglés. Para este fin eligieron a Mercedes U. Yo entonces era el típico adolescente de 17 años que no me comía una rosca, y que claro, se mataba a pajas continuamente. Y cuál sería mi sorpresa el día que me presentaron a Mercedes; era una mujerona de 29 años y más de 1,70 de altura, de melena lisa color trigueño, ojos celestes y una deliciosa nariz algo respingona. Lucía un cuerpazo como para morirse; tenía los pechos pequeñitos y caídos hacía arriba, pero lo mejor de todo era el conjunto formado por sus potentes muslos, y desde luego, su impresionante culo. La anatomía trasera de Mercedes estaba adornada por un puntillo de celulitis que la hacía aparecer verdaderamente maciza y exuberante.
Cuando iba a mi casa siempre se tomaba una Coca-Cola light y evitaba comer los bombones y chucherías que mi madre le dejaba en una bandeja cuando venía a dar sus clases. Mercedes parecía tener un poco complejo de estar algo llenita (Pero qué va! El pandero de Mercedes era un auténtico monumento a la belleza femenina, con una forma de pera alucinante, resaltada por su estrecha cintura.
Un día vino con un pantalón de pana color verde cacería muy ceñido y traía la cara bronceada, pues ese fin de semana había subido a Navacerrada a esquiar. Olía a un cierto perfume de limón que era para volverse loco. Nos sentamos en la mesa para dar nuestra lección, y sin poderlo resistir más, y ...
... aprovechando que había cruzado las piernas por mi lado, coloqué suavemente una mano en aquella región donde se juntan la nalga y el muslo. Al ser la pana del pantalón muy gruesa Mercedes no se enteró.
Pensé entonces que follarse a una tía como Mercedes debería ser lo más parecido a estar en el paraíso. Pero claro, pensarlo era una idotez; ni siquiera podía convencer a las quinceañeras idiotas como para pensar en montármelo con semejante pava, que seguramente tendría un novio como un trinquete de grande. Había que dejarlo estar, pero supe de entonces en adelante que cuando Mercedes llevaba puesto su pantalón de pana, o cuando llevaba vaqueros, podía con cuidado apropiarme con cautela de sus cachas. (Y joder, qué requetebuenísima estaba Mercedes en vaqueros! Se le marcaba totalmente el chocho, y yo hacía como que se me caía el boli debajo de la mesa para poder admirárselo en primer plano. A veces pensaba )y si se lo beso sin avisar? Tendría gracia. Seguramente, aunque Mercedes fuera mayor que yo y ya tuviese varias experiencias, seguro que sería la única vez que alguien intentando ligársela lo primero que le besase fuese el coño y no la boca. Pero eran fantasías y nada más.
Cuando ya se acercaba la primavera, Mercedes me dijo que si quería ir a su apartamento a ver una película en inglés para repasar la pronunciación. Yo dije que sí, movido por la curiosidad de qué sería estar a solas en un apartamento con el bombón de Mercedes. En esos momentos no conocía la sorpresa que el futuro ...