1. Pendeja volcánica, necesitaba hacerse mujer


    Fecha: 24/05/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    Con toda la potencia de mis cincuenta jóvenes años, esposa que acusa el consabido “me duele la cabeza, mejor mañana”, para buen entendedor “mal atendido”, con dos hijas que tienen un montón de amigas deseables. Trato de conservar distancia del fruto prohibido para evitarme las obvias tentaciones, pero... el diablo metió la cola, fui involuntario voyeur del manoseo atrevidísimo de Paulita “a manos” de un, evidente noviecito o algo así.
    
    —¡Gracias Roberto! —Un piquito, de asalto, pagó mi silencio, evitó explicarse y marchó como si nada.
    
    En la inocencia y desenfado de sus 18 años anidaba una mujer muy sensual. No pasó más de una semana que se me apareció por mi zapatería, con esa carita de “yo no fui” preguntó:
    
    — Roberto, quisiera consultarlo, ¿puede ser? —La desenfadaba pendeja ponía cara de preocupada.
    
    — Sí... claro, cuándo quieras…
    
    Se sentó en el taburete alto, detrás del mostrador, balanceaba sus piernotas mostrando generosamente los muslos que apenas cubrían la mini, exhibición que estaba en el límite de lo tolerable, desafiante seguía con ese juego de columpiarse. Se me hacía harto difícil esconder la respuesta condicionada del macho activo ante esta vidriera de erotismo al alcance de la mano. Paulita calculó el golpe de efecto en mí... masculinidad y habló:
    
    — ¿Todo bien? – Su mano en mi hombro, la sonrisita prometía todo sin decir nada.
    
    — Sabés que...
    
    Pensé antes de equivocarme y avanzarla, dicen que el miedo no es zonzo, la prudencia decía que era ...
    ... momento de “arrugar” para evitarme un problemón, tragué saliva antes de seguir hablando: —Pero... verte así me pone algo incómodo. ¿se me nota?
    
    — ¿Y qué?, ¿tengo lindas piernas? —Sube la mini falda para mostrar más carne – Y que tenés para decir de estas piernitas?, vení, mira bien de cerca, total ya me viste en el “franeleo” con el pendejo en el fondo de tu casa, podes mirarme… tranqui nadie sabrá de esto que te muestro…
    
    — Están… muy buenas, eres… muy linda, pero...
    
    — Pero... ¡Nada! —Miró la hora, sabía bien que era casi la de cierre. – Vamos, bajá la cortina que necesito hablarte. – Ordenaba, autoritaria.
    
    Bajé la cortina, acarició mis sienes nevadas con el dorso de su mano, tal vez fuera una muchacha con el complejo de Electra, diría un sicólogo, atracción por las canas y busca de experiencia, pensé.
    
    —Sabés, el pendejo que me estaba metiendo mano no me gratifica. –Suspiró —El tío de mi amiga, me hizo debutar bien pendejita y sabía cómo cuidarme, el pendejo que vos viste no se cuida, yo era quien debía estar atenta todo el tiempo, ahora estoy tomando la pastilla, pero antes de tomar la pastillita lo hacía tirar afuera o acabarme en la cola. Muchas veces me deja con las ganas, no es de aguantar mucho, muchas se vienen sin esperarme, entonces debo fingir el orgasmo, es un buenazo pero... me calienta y deja hecha un fuego, no sabe usar esa buena verga que tiene. Estos dos últimos días me dejo más caliente que una brasa… ¡No puedo más!, ¡Quiero sentir! ¡Necesito ...
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