Se convirtió en la amante de planta de su jefe
Fecha: 18/09/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: dmmexico, Fuente: CuentoRelatos
... brazos, y la tomo suavemente, sus manos eran enormes, y bajando un poco la cabeza para ponerse a su altura le dijo– sé que te gusto, y tú me gustas mucho también, tú y yo podríamos divertirnos mucho, si tú quieres –alargó estas últimas silabas, diciéndolas casi en un susurro al oído de Sandra que sintió como se le aflojaban las rodillas ¡era increíble!
El jefe le había dicho que ella le gustaba, y se dejó hacer, el recorrió sus brazos acariciándola, y cerro su ataque, tomando las solapas del saco ejecutivo removiéndolo del delgado cuerpo de la asistente, mientras que al mismo tiempo la besaba en la boca, primero con suavidad, como explorando su reacción y al recibir respuesta afirmativa, con mayor pasión, sacando su lengua e invadiéndola la de ella, quien devolvió el abrazo, elevando sus brazos y manos para abrazar al varón por el cuello, sus amplios hombros y el prolongado beso la hacían temblar de emoción, el saco de Sandra cayó al piso, y el movió su mano derecha para tocarle los pechos por encima de la delgada blusa, y Sandra no pudo reprimir un ligero gemido de placer mientras sus lenguas seguían entrelazadas.
Su enorme mano entro por el escote, y sin perder el tiempo invadió la privacidad del sujetador yendo directo a amasar uno de sus pechos, que, a pesar de ser grandes, talla D, era completamente cubierto por la mano del ex jugador de baloncesto, sentía una dureza desmedida en los pezones, y las sensaciones eran abrumadoras, se descolgó de sus hombros sin dejar ...
... de responder a los besos ardientes del hombre que seguía hurgando en su boca con una lengua grande y tentadora, y por primera vez, buscando retribuir las caricias, paso su palma abierta por la superficie frontal del pantalón de vestir de su jefe, pudiendo sentir una enorme erección, estaba duro, muy duro, y su tamaño lucia prometedor debajo de la prenda, procedió a abrir la hebilla del cinturón, haciéndolo a ciegas, ya que él seguía besándola con frenesí, logró desabrochar el seguro, y Sandra fue por el botón del pantalón, el desprendió el beso y agachando la cabeza mordió delicadamente el lóbulo de una de las orejas de la mujer que se estremeció sintiendo la humedad de su saliva, la textura de sus dientes, y ese intoxicante aroma de la colonia que usaba y que a ella tanto le gustaba, olía a hombre, olía a macho, sin duda, sus feromonas contenían la química exacta para su gusto de mujer, el cerro un poco su caricia en su seno derecho, y apretó fuerte pero sin llegar a provocarle dolor su erecto pezón, lo que envió una sensación punzante y aguda a través de sus terminales nerviosas terminando en su clítoris, Sandra sentía que su sexo escurría excitación, estaba tremendamente húmeda y caliente.
Ella se atrevió a romper el ritmo de esas exploraciones amatorias por primera vez, ya que tenía una duda legítima “dígame licenciado -a pesar de tener sus besos apasionados y su mano acariciando sus pechos seguía hablándole de usted:- ¿Qué no dijo que su esposa ya venía en camino?”. ...