1. Hambre de ti


    Fecha: 24/09/2021, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Estaba empezando a hacer la cena, era muy pronto y él Aún tardaría un buen rato en llegar, corte la lechuga a tiras, la lavé bajo el grifo y la escurrí. En ese momento escuché la puerta, era él que se acercaba, me giré para saludarle. “Hey, has llegado muy pronto mira como me pillas.” Fui a secarme para besarle. “Quieta ahí vida, ya voy yo.” “Tengo las manos mojadas, espera.” Las alcé mostrándolas “¡No, no, chssss! Sigue con las manos así, pequeña.”
    
    Oh, oh... cuando pronunciaba esa palabra, con ese tono, es que su chip ya había cambiado. Se acercó a mí, despacio, cogiéndome con suavidad por la cintura y pegó sus labios a mi nuca rozándola. Escuché su respiración fuerte y agitada, que denotaba lo excitado que estaba, mientras me lamía y mordía con suavidad. Esa sensación me puso caliente, muy caliente y sentí como se me apretaba dejando que su erección me presionase. Se acercó lamiendo mi cuello hasta el lóbulo de la oreja y mientras lo mordía me susurró “sigue haciendo la cena” se le escapó un jadeo que mojó mis bragas por completo.
    
    Yo seguí lavando las hortalizas, le sentí bajar la cremallera del pantalón y liberar su enorme polla haciéndola rozar mi culo por fuera de la tela. Estaba cachonda y jadeé, más que dije, “no puedo seguir así, quiero cogerte, tocarte, lamerte, déjame amor, por favor.” Me sentía tan ansiosa que, tan solo de imaginarlo detrás restregándose tan duro arriba y abajo, me sorprendí gimiendo y pidiéndole más.
    
    Pero fue implacable.
    
    “No, ten ...
    ... paciencia, quédate como estás.” Alzó mi camiseta hasta sacarla por mis brazos, desabrochó mis pequeñísimos short y los bajó al suelo junto con el tanga dejándome completamente desnuda. Los sacó por debajo de mis pies y tiró con fuerza de mi culo hacia detrás. Cogió la aceitera y embadurnó sus dedos en aceite. Me giró la cara y yo la volví por completo queriendo comer sus boca... lo quería devorar. Lamió mis labios y apartó su cara ligeramente mirando mi desesperación, con una sonrisa suave y lasciva, mientras sus caderas presionaban las mías contra la fregadera y su mano izquierda agarraba mi melena con fuerza.
    
    Fue bajando su mano derecha por mi espalda dejando un resbaladizo reguero de aceite y hundió un dedo en mi culo de golpe. Moviéndolo con fuerza adentro y afuera, metiéndolo hasta hacer tope para sacarlo casi del todo, mientras yo gemía suplicante mirando sus ojos profundos, y a la vez, lo intentaba besar sin conseguirlo. Yo gruñía de impotencia. De hambre. Rozaba mi boca y me ofrecía su lengua dándome a probar la punta dura y rígida entre mis labios, para apartarla, cuando me sentía gemir desesperada.
    
    En algún momento metió un segundo dedo, con más suavidad de lo que comenzó con uno, pero pronto sus movimientos se aceleraron dentro de mí haciéndome desear más. Su mano izquierda acompasaba la derecha en mi clítoris. Me apoyé en el fregadero, incapaz de mantenerme sin apoyo, dije suplicándole. “Más, más cariño, necesito más”. Él me sonrío lujurioso, metiendo otro dedo ...
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