1. Confidencias 23 Mi anito para Dulce y Eduardo


    Fecha: 26/05/2018, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    Me sentía culpable y esa sensación me aplastaba, me hundía hasta sentirme depresivo… Desperté en mi cama, gozando las caricias de la lengua de Dulce en la cara. Le abracé y me quedé pensando. Ya no sentía dolor alguno en el ano, la crema que me dio el doctor Salvatierra había resultado milagrosa. Miré las últimas noticias recibidas de Alberto. -“Me dejas preocupado, ¿puedes ampliarme los detalles y me dices si puedo visitarte?” Tenía que hablar con Eduardo, no podía consentir que Damián pagara por mi culpa. -------------------------------------- Cuando llegamos a la clínica, “Clínica de Ginecología Salvatierra “, rezaba el nombre en un lateral de la puerta. Eduardo ya había hablado con su amigo el doctor y nos recibió inmediatamente, Damián me dejó y fue a buscar a su jefe. El doctor era una persona mayor, pero le acompañaba un joven de unos veinticinco años y una enfermera, no podía creer lo que veía. Este chico resultaba ser, ni más ni menos, el mismo que posaba en la foto que vi en el estudio de Alberto, sus mismas gafas, el pelo y esa sonrisa deliciosa algo conquistadora y posesiva. Tuve que cerrar y abrir los ojos varias veces para convencerme de que era real, el mismo o un clon de idéntica anatomía. Me recogieron en recepción y el chico joven se quedó para formalizar algunos papeles esperando a que llegara Eduardo, estaban haciendo un mundo por nada que había pasado. En la sala de reconocimiento me mandaron desnudar y colocarme una bata abierta por detrás que enseñaba ...
    ... mi culete, sabían de antemano lo que tenían que hacer y mirar, había terminado de ponerme la bata y entró el chico joven, me dirigió una tierna mirada y otra vez esa bella sonrisa que iluminaba su cara y hablaron entre ellos. Tuve la impresión de que el chico, de alguna manera, me reconocía y no podía saber de qué, yo solamente lo había visto en la foto con Alberto. El doctor me pidió que subiera a la camilla y me colocara de rodillas, claro, iban a inspeccionarme el ano y el recto. Miré con aprensión al chico joven que me observaba curioso analizándome en detalle, me sentía expuesto a la vista de los tres y avancé lentamente mirando al doctor, debió notar lo que pasaba por mi cabeza. -No tengas miedo, él es mi hijo, doctor también. Me sonreían los tres y subí a la camilla para colocarme como sabía que deseaban. No podía verles, enterraba la cara en la camilla y evitaba pensar en lo que sucedía detrás de mí. Solo sentía unas manos enguantadas en látex tocarme con delicadeza el ano. -Por favor acércame el espéculo. Escuché que pedía el doctor mayor. -Bien Oriol, tenemos que abrirte el ano para ver si tienes algún daño o desgarro, no será doloroso y solo debes relajarte. Me dispuse a soportar la inspección aunque pensar que me estaban mirando me contrajo. -Tranquilo deja el culo suelto, seremos rápidos. Sentía como pasaban los dedos acariciando la entrada del ano con alguna crema laxante y alguno metió un dedo, lo apresé con el esfínter. -Está convenientemente dilatado, puedes ...
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