1. El internado


    Fecha: 09/10/2021, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Ayudada por la casualidad, nos asignaron juntas a un dormitorio doble. Nunca llegué a saber si también le hacía el amor a la bella secretaria del colegio. Intentó seducirme casi desde el primer momento. Desplegó conmigo toda la simpatía de que fue capaz y ayudada por su educación de niña rica era mucha. La primera noche que pasamos juntas quizá pensó, que era muy pronto, que estaria intimidada por la situación o cansada por el viaje y no intentó nada.
    
    La segunda, decidida a no quedarse sin su parte del pastel de placer en aquél mausoleo empezó una aproximación ayudada por la meteorologia. A la hora de acostarnos estalló una terrible tormenta que venia gestándose durante toda la bochornosa tarde del final del verano. Los sentidos excitados por la electricidad estática que flotaba en el ambiente, la piel casi al descubierto por el agobiante calor reinante. Los truenos no eran mas que una excusa pero funcionó.
    
    Bajo las cortas faldas del uniforme ninguna llevábamos las reglamentarias medias, apenas unas mínimas braguitas y los juveniles sostenes se transparentaban en la blanca y fina seda de nuestras carísimas blusas. Algún botón desabrochado permitía la vista del arranque de los juveniles pechos y de los encajes que los cubrían en casi todos los casos con muy poco éxito, pues los vigorosos y duros pezones se marcaban perfectamente.
    
    Delante de las maestras y padres visitantes había que guardar el correspondiente decoro pero no así con las nuevas compañeras y los ...
    ... grupos de viejas amigas delataban actitudes de gran confianza. Yo no podía dejar de fijarme en las caricias, los besos casi en los labios, los roces, y hasta la franca exposición de alguno de los encantos que propiciaban los reencuentros.
    
    La noche anterior yo había dejado que se desnudara primero, para conocer las costumbres del lugar y saber como actuar. Pues el baño comunal estaba muy lejos para cambiarse allí. Ella me demostró que el pudor entre personas del mismo sexo no existe y menos todavía si las intenciones de una de ellas es seducir a la otra. Sin ningún tipo de vergüenza Juana desnudó su cuerpo por completo. En una exhibición casi impúdica de su belleza lo lucía con movimientos sensuales para después enfundarlo en un transparente y corto camisón. La prenda era completamente antirreglamentaria y era lo único que cubrió su cuerpo en toda la noche pues gracias al calor reinante ni las sabanas podia soportar sobre su ardiente cuerpo juvenil.
    
    Seguí su ejemplo y me desvestí por completo aunque ahorrándole en todo lo posible la contemplación de mi anatomia, incluso cuando me sacaba las bragas y cubriéndola con una prenda mas amplia y tupida que la suya. Posteriormente me confesó que aquella demostración de pudor la excitó y la decidió aún mas a intentar mi conquista. Yo desvelada durante un rato contemplaba sus bellamente torneados muslos desnudos, incluso el vello del pubis que sus inquietos movimientos habían dejado al descubierto o sus pechos poderosos y firmes ...
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