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El internado
Fecha: 09/10/2021, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... excitación. Ni sé los orgasmos que había tenido cuando me bajé de la camilla para volver a besar sus carnosos labios compartiendo su sabor que retenía en los míos. Lamer sus ojos, nariz, bajar por el cuello, hombros, axilas y dedicarme a los pechos enormes lamiendo los pezones oscuros y duros metiéndolos en mi boca y chuparlos para sacar leche pues en esos días todavía daba de mamar a mi sobrino. Seguí por su vientre ligeramente abombado y dejando un poco de lado su agotado y exprimido coñito bajar lamiendo por los muslos suavemente con la lengua lo mas fuera de la boca para poder saborear su piel suave. Hasta llegar a sus cuidados pies e introducirme los deditos en la boca como pequeños dulces lamiendo el espacio entre ellos y lamiendo sus plantas haciendo que se retorciera de risa y placer. VI. Salió su espíritu de científica y me propuso dejarme comer el coño por la perra que teníamos olvidada para poder observar el fenómeno con cierta frialdad. Volvimos a dejar mi vulva al alcance de la lengua voraz del animal y ella no perdía detalle. Incluso saco fotos con la polaroid que tenía para documentar los expedientes. En ellas se veía perfectamente la lengua voraz del can lamiendo mi depilado coño. Para excitarme más y aunque no lo necesitaba, comencé mi propio interrogatorio particular y le pregunté por sus relaciones con mi hermano, su tamaño, que sabía admirable y de como tenía tanta experiencia amando a chicas. Sobre el tamaño del pene de mi amado hermano me ...
... contesto que era algo digno de peli porno, que le encantaba el sexo anal con él y que de vez en cuando hacían trios con chicas a las que ella también hacía el amor. Nunca había tenido tanta confianza con ella, por lo menos para llegar a comentar esos detalles tan íntimos y eso que siempre me había caído bien. Aunque me confesó que se había casado virgen y siendo muy inocente en lo del sexo, mi hermano había sido un gran maestro que la hacía disfrutar terriblemente. Yo iba de orgasmo en orgasmo tanto por lo que me contaba como por las jugarretas de la legua canina. Me pidió permiso para contarle a él lo del animal aunque negando que yo hubiera tenido algo que ver en su entrenamiento. Le di permiso y entonces a ella se le ocurrió una nueva y perversa idea: -¿Quieres vernos follar?. Me dijo. A mí era algo que me encantaría y me pondría cachondísima. Él tenía la costumbre de pasarla a recoger a la hora de cerrar y no era la primera vez que ella lo calentaba y terminaban follando en esa misma camilla que estábamos usando nosotras. Con todo lo que había pasado conmigo estaba calentorra y no pensaba esperar a llegar casa para follarse a su marido. Yo podria verles desde la otra habitación por la puerta entreabierta y si llegaba el caso unirme a ellos apareciendo desnuda. Llegó al rato, ella se puso solo la bata, sin nada debajo, para recibirlo y yo me escondí. Juan le dio un beso y ella abrió la boca no dejando que separa la suya. No se ando con muchos rodeos y mientras le ...