1. Dulces 8: Crónicas del Chevette Blanco 3


    Fecha: 19/07/2017, Categorías: Gays Autor: shotaboy, Fuente: SexoSinTabues

    ... arriba, con abundantes vellos rizados al igual que su pecho y brazos, me pidió abrir la boca y obedeciendo como un niño bueno la engullí sin miramientos, su sabor era ácido, casi amargo, parecía haber cogido previamente sin lavarse mucho, su tamaño de por si no era impresionante pero seguía siendo una verga adulta y el tipo era igual de tosco que Paul, sus envites eran fuertes y constantes buscando en ocasiones querer penetrar de lado o desde arriba, afortunadamente los últimos cuatro días había estado practicando bajo la tutela de Paul y Gabriel quienes me violaban la garganta con ciertamente mucha más brutalidad que esta que experimentaba ahora mismo; sin embargo al descubrir que esta verga era mucho más fácil de tragar procedí como todo un putito a recorrerla con mi lengua, frotándola desde el tallo hasta el glande, cabe decir que aquel señor se gozó una bola con la mamada que le hice y yo también disfruté tragarme esa verga hasta que sus pelitos se me enredaron los dientes y su leche pasó a formar parte de mi merienda de media mañana. ¡Muy bueno este amiguito suyo! -le dijo el señor a Gabriel mientras veníamos del matorral. ¡Gracias, aunque aún está muy verde! Al mediodía nos dimos un atracón de sopa y dormí con Gabriel en una hamaca bajo la sombra de aquel exuberante bosque, me despertó casi cuatro horas después un tesón encendido dentro de mi culo, di un grito que una mano peluda ahogó mientras uno de esos "amigos", un hombre moreno de cuerpo formado y bigotes poblados ...
    ... me ensartaba con su verga adulta y madura encima de la hamaca, el caballero pujó como tres veces metiendo con ligera resistencia su verga gruesa aunque no de gran largo dentro de mí. ¡Pop! sonó mi culito al terminar de tragarse su pene y una vez bien ensartadito me tomó por el pecho y levantándome me cargó con su verga haciéndome apenas sujetarme de la hamaca, mis manos se aferraron a los tejidos de esta cada vez que el grueso machete de aquel hombre cuyo rostro aún no podía ver me rozaba con su falo la próstata, claro que, debido a lo apurado de aquel hombre lo único que pude sentir al principio fue bastante similar a mi desvirgación; pero afortunadamente se disipó rápido, dejando en su lugar al incesante cosquilleo prostático que más temprano que tarde acabaría haciéndome gritar como perrita en celo por el semen de aquel hombre. Me decía palabras que no se si por la calentura del momento no escuché mientras su ritmo de penetración se acrecentaba en fuerza y desboque, ¡Más duro! ¡Más duro! ¡Más duro! - repetía en voz medio baja a mi macho de turno que me cogía con ahínco desde hacía casi quince minutos; haciendo algo de fuerza lograba constreñir su verga cada vez que la introducía lo que lo hacía gemir como poseso hasta que tras varios gritos después me apretó con sus gruesos brazos depositando una buena porción de su semilla viril en mis entrañas. Una vez se retiró aquel caballero de cabello cano ojos azules y de al menos cincuenta años me sacó conversación; pero al rato de ...
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