Mi nuevo esclavo (Cap. 7): La competencia - Relatos Eróticos

Mi nuevo esclavo (Cap. 7): La competencia

... por doce horas en vez de estar aseando domésticamente y sirviendo de esclavas personales por 16 horas al día.

Así continuaron por dos días más, cuando vieron que sus amigas seguían llegando menos cansadas entendieron que no se trataba de edad, sino que el esfuerzo de ambos trabajos era distinto, así que esa noche se reunieron secretamente de sus amigas para evitar un distanciamiento y acordaron disolver esa estúpida competencia que lo único que provocaba era que ellas se agotaran más; por lo que al día siguiente se presentaron ante mi su Reina y estando postradas me suplicaron les regresara el horario de turno y medio y no de dos turnos al darse cuenta que era exceso y que lo que iban a conseguir era afectar su salud y por ende su rendimiento.

Las perras llegaron a la conclusión de ir con sus compañeras y contarles la estúpida competencia que entre ellas habían hecho queriendo demostrar que ellas eran mejores pero sin embargo lo único que lograron fue cansarse de más. Sus amigas les dijeron que eso no ...

... era necesario ya que cada persona tiene su propio rendimiento, dicho esto lo que sus amigas les ofrecieron a sus amigas domésticas fue intercambiar obligaciones semanalmente, así las que limpiaban los coches a la siguiente semana hacían de domésticas y viceversa.

Pasó el tiempo, ls envidias se difuminaron por lo que la amistad se fortaleció, comprendieron que lo que a vez sintieron como un acto de esclavitud fue lo mejor que les pudo pasar, y que aunque tuvieron una vida de perras, pudieron tener convivencia con personas si las apreciaban y pudieron estar a los pies de una dama que aunque para ella solo fueron esclavas siempre les trato como ellas merecieron mientras que los que se dijeron ser su maridos en su tiempo jamás se dignaron siquiera buscarlas y entendieron que lo que les pasó años atrás fue lo mejor de su vida y así continuaron hasta que poco a poco fueron apagándose la luz de su existencia al llegar a la tercera edad después de ofrecer a los pies de quien fue su ama los mejores años de su vida.