La bisex, el marido y las siete esclavas (Cap. 1): La boda - Relatos Eróticos

La bisex, el marido y las siete esclavas (Cap. 1): La boda

... futuras perras.

Apenas al llegar ordené a una de mis esclavas que alistara a las hijas de la señora para ser amansadas privandolas de la ropa al igual que les quitaban los moviles, y asi evitar cualquier intento rebelde que pusiera en peligro su conversión a perritas falderas. Apenas se las llevaron la clienta y yo acordamos donde sería el banquete y cuando podríamos pasar a recoger al resto de las futuras perras, le sugerí que mis esclavas fueran a buscarlas el día que se fueran de luna de miel, solo tendría que darme una copia de la llave de la puerta principal de esa manera su marido no se enteraría de los planes que su futura mujer tenía al regreso su viaje de recien casados, y al ser el plazo de amansamiento justo el tiempo de viaje de bodas, todo estaría planedo con el tiempo exacto.

Poco después haberse ido la nueva clienta, me dirigí hacia el salón de entrenamiento y amansamiento para verificar el estado de las futuras perras, las cuales por obvias razones estaban como leonas enjauladas en su estado natural de salvajismo, poco faltaba para que tiraran mordidas para evitar se les acercara nadie.

Dije a mi esclava entrenadora que llevase a las futuras criadas a las jaulas por dos días privandoles de agua y alimento; sabía perfecto que hay ...

... dos formas de amansar y la más adecuada en esos momentos era robandoles su voluntad haciendoles pasar hambre y sed además que estando enjauladas si quisieran defecar y orinar sería en la misma jaula que las mantendría cautivas.

La esclava al instante encadenó de pies y manos a las entrenadas para conducirlas al jaular pero caminando a cuatro patas, de esa manera ademaś de evitar cualquier intento de ataque y escape, estarían aprendiendo a caminar a cuatro patas, tal y como serían sus vida a corto plazo.

El día de la boda fuí directamente a mi hotel, donde se llevaría en la noche el festejo. Ahí se encontraba la novia afinando los últimos detalles que se pudieran olvidar, me acerqué para decirle que ya la primera parte de la contratación extra estaba en curso y que solo faltaba hacerme saber el horario en el cuál podría pasar por el resto de los paquetes, ella dijo que al medio día estaría perfecto ya que a esa hora ellos estarían comenzando su travesía; de inmediato me retiré no sin antes desearle que la celebración de esa noche fuera todo lo que ella haya soñado.

Regresé a mi reino para comunicar a mis perras que se prepararan para el domingo recoger al resto de los paquetes pero que fueran unas 20 para evitar cualquier fracaso en la recolección.