1. Mi maestra de baile cubana


    Fecha: 26/11/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: whitemore, Fuente: CuentoRelatos

    Llevaba ya unos meses asistiendo a clases de salsa. Yo tenía 29 años y Mónica, mi maestra, 32, era una hermosa cubana mulata de pelo largo rizado negro azabache, unos labios carnosos, un culo grande y firme, unos muslos que reflejaban todos esos años de experiencia en las danza cubana, unas tetas bien proporcionadas y unas caderas que parecían hacer temblar en suelo cada vez que bailaba. Era como si su cuerpo hubiera sido tallado por los mismísimos dioses del erotismo. Para mí era imposible ver a esa mulata bailar y no imaginarla meneando esas caderas encima de mí.
    
    Un día la agregué a Facebook y empezamos a hablar por mensajes acerca de las clases de baile y otras cosas relacionadas con la cultura de Cuba. Días después de chatear con ella casi todos los días la invité a salir y aceptó.
    
    Nos quedamos de ver en un bar para tomar unos tragos. Ella iba vestida una blusa roja con un escote discreto pero que dejaban ver de manera sutil el surco entre sus senos y con unos pequeños shorts negros que exhibían sus deliciosos muslos.
    
    Estuvimos bebiendo y platicando hasta que cerraron el bar y le propuse ir a mi departamento a tomar una copa, a lo que Mónica aceptó.
    
    Al llegar a mi departamento ella me pidió que pusiera música, así que puse una playlist de salsa cubana y después de unas canciones Mónica se levantó a bailar frente a mí mientras yo la veía maravillado de su belleza y sensualidad al moverse. Ella me dijo que me parara a bailar con ella para ver si había ...
    ... aprendido algo de las clases, así que me levanté a bailar tratando de seguir su ritmo y destreza con los pasos que sabía. El hecho de estar con mi maestra de baile en mi departamento me estaba poniendo muy cachondo y podía notar que ella lo sabía. Después de un par de canciones nos sentamos y comencé a acariciarle uno de sus muslos que tantas veces había admirado en clase de baile, a lo que ella respondió sonrisa y una mirada fija en mi boca.
    
    Empezamos a besarnos en la sala, y luego de un rato empiezo a mover mi mano lentamente hacia su entrepierna y ella pone su mano en mi la mía para sentir cómo mi verga ya estaba punzando por debajo del pantalón.
    
    Le digo que vayamos al cuarto, y una vez ahí y ya entrados en calor le empiezo a quitar el shorts para descubrir el culo más maravilloso que he tenido la oportunidad de presenciar enfundado en una tanga de hilo dental que prácticamente desaparecía en medio de esas enormes nalgas. Para este momento mi erección era evidente por debajo de mi pantalón y Mónica me lo quita junto con el bóxer que develó mi verga parada, lo que le hizo decir “Qué pinga tan más rica tienes”. Le quité el calzón suavemente y pude contemplar ese coño lampiño que desprendía un olor a flores que me hizo agua a la boca. Terminamos de quitarnos la ropa y nos pasamos a la cama y Mónica puso esos suaves y carnosos labios alrededor de mi verga dura mientras yo tomaba un mechón de su pelo rizado en mi puño, ella me hizo una felación con una maestría impresionante; la ...
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