1. Las clases particulares son especiales


    Fecha: 17/12/2021, Categorías: Hetero Autor: vaganauta, Fuente: CuentoRelatos

    Era sábado, de esos de verano típico caluroso en la ciudad.
    
    No tenía mucho ánimo para dar clases, pero debía hacerlo. Era mi obligación después de prometer ayudar a Laura a rendir Práctica Profesional, la materia que adeudaba en el último cuatrimestre de su carrera.
    
    Para situarlos, Laura es estudiante universitaria y está a punto de recibirse de Contadora con un muy buen promedio de carrera.
    
    Llegué a su casa y me recibió lista para estudiar.
    
    Nos dirigimos al living, donde ya esperaba una mesa ratona repleta de libros y apuntes, entre los dos cuerpos del sillón.
    
    Me ofreció algo de tomar y trajo unas gaseosas.
    
    Enseguida nos dedicamos de lleno a la materia.
    
    El silencio abarcaba todo el espacio de nuestra escena.
    
    Fueron varias horas de estudio.
    
    No recuerdo bien cómo llegamos a ese momento, donde las conversaciones se cruzan, se inspiran y se ponen un poco melosas.
    
    Era el momento del recreo, ya hacía un rato largo.
    
    Escuchábamos música mientras hablábamos.
    
    Y en la intimidad de sabernos solos en la casa (toda su familia estaría el fin de semana en la quinta), empezamos a confesarnos.
    
    Ella nombró un par de amigovios actuales, amoríos infortunados y situaciones de cierta comicidad sucedidos en torno a salidas con chicos.
    
    Yo recordé historias pasadas también y ambos nos reímos.
    
    De repente todo el ambiente cambió, se enrareció.
    
    Flotaba esa típica situación de que “algo puede suceder”.
    
    Y obviamente sucedió.
    
    Sus pezones se marcaron ...
    ... en la remera ajustada que llevaba.
    
    Incomprobable que esto haya sucedido por las conversaciones, pero tampoco podíamos descartarlo.
    
    El tema del sexo se hacía frecuente en los diálogos.
    
    Que posiciones, los tamaños, las formas, si me gustaban con mucho o poco busto.
    
    La realidad es que una cosa llevó a la otra.
    
    Se inclina levemente sobre el asiento donde estaba su cartera para buscar algo en su interior.
    
    Desde el sillón, yo tenía una panorámica espectacular.
    
    La falda corta enseguida se subió más de lo frecuente y dejo su esplendoroso culo al aire.
    
    Obviamente mi mirada se clavó en él sin importar otra cosa; ella giró su cabeza, me miró y con una sonrisa pícara sonrió.
    
    Pronto volvió a sus cosas, dejándome admirar ese espectáculo que tenía frente a mí.
    
    Sabía que lo miraba, que me gustaba y que lo deseaba… y que pronto lo haría mío.
    
    Afuera sonaba un tema de reggaetón, de esos que solo recitan sexo y música.
    
    Entonces no dudó en mover su bum-bum levemente al ritmo de la música.
    
    Era obvio que me lo estaba ofreciendo.
    
    No dudé y metí una mano entre sus nalgas.
    
    Ella solo atinó a decir que era incorrecto lo que estaba haciendo… y que si seguía con el manoseo no respondería de sí misma.
    
    Le aclaro que no voy a dejar de hacerlo, obviamente atraído por ese formidable culo.
    
    De pronto su diminuta bombacha está mojada.
    
    Quiero que se saque todo, y se quede como vino al mundo.
    
    Imagino su mojada vulva saboreada por mi lengua y su orificio anal ...
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