En el aire (Fragmento 1)
Fecha: 20/12/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... momento. Sólo esperaba que no entrase nadie, o al menos, que no los pillasen.
Había cuatro pilas de lavabos y cuatro puertas con sus respectivas tazas de wáter. Él se asomó y le hizo un gesto para que entrase con él. Era la última de la estancia. Estaba nerviosa, pero entró decidida antes de que otra mujer irrumpiese en el lavabo y la viese. Nada más accedió a la diminuta estancia, el desconocido cerró la puerta detrás de ella y la contempló de arriba abajo complaciéndose de la mujer que tenía a su merced. Le dio un beso en la boca que a Marta le provocó cierta repugnancia. Aquel morreo le sabía a tabaco negro mezclado con brandy, y los pelos de su barba de dos días le pinchaban e irritaban su delicado cutis. El hombre siguió con el beso y descendió las manos aplicándole un magreo en sus nalgas por debajo de la falda.
— Tienes un culazo divino, —dijo el troglodita, al tiempo que ella retrocedía e intentaba evitar su aliento en la cara mientras le hablaba.
Marta se mantenía muy bien físicamente. Hacía spinning los lunes, miércoles y viernes de buena mañana, y algunos sábados, o bien domingos, jugaba a pádel formando pareja con su marido contra otras parejas del club. Su genética y, evidentemente, el ejercicio, habían contribuido a mantener una figura que muchas veinteañeras habrían deseado para ellas y aquel hombre se percató desde el primer momento de los excelentes atributos de su víctima.
Estaba muy nerviosa. Era la primera vez en su vida que se lanzaba al ...
... abismo en una aventura con un desconocido, sin saber nada de él, como si fuese a hacer puenting, sabiendo que la cuerda podía romperse en cualquier momento, o quizás no habían calculado bien la longitud de dicha cuerda.
Ni hizo algo así en su juventud, ni tampoco después. Aunque en el entorno femenino se hablaba asiduamente de echar una cana al aire, la verdad era que a ella nunca le cautivó esa idea. Amaba a su esposo y tenía cubiertas sus necesidades sexuales, por tanto, nunca se había planteado un affaire sexual. Sin embargo, allí estaba ahora, en un hediondo lavabo ante un desconocido que, más bien parecía un hombre de las cavernas y preguntándose qué coño estaba haciendo allí y si aquello merecía la pena.
— Veo que estás casada, —le dijo al ver el anillo—. Al final no has podido resistirte a ponerle los cuernos a tu marido. Ya veo que te va la marcha.
— ¡No me hables así! —le reprendió.
El fulano la cogió de la barbilla haciendo caso omiso a su petición, mientras continuaba hablándole con un lenguaje de lo más vulgar.
— No me vengas con remilgos, guapa, que se te nota a la legua que te mueres de ganas por un buen rabo, lo que me lleva a pensar que en casa no te atienden debidamente, de lo contrario no estarías aquí, ¿verdad cariño? ¿O me equivoco?
Marta se arrepintió de haber tomado aquella decisión. Le molestaba que le hablara de aquel modo, de hecho, jamás le consintió a nadie que le faltara al respeto de ninguna de las maneras. Aquel lenguaje tan soez y ...