Una batalla perdida
Fecha: 21/12/2021,
Categorías:
Fetichismo
Autor: esperanza, Fuente: CuentoRelatos
... las sensaciones. Pasé un pie por el medio de mis senos Talla 34 y luego los dos. Mientras él expresaba lo bien que se sentía. Agregué aceite en mis manos y lo froté en mi cuerpo. Mi posición era como una gata cuando va a cazar a su presa, coloqué una rodilla en medio de sus piernas, el otro pie lo estiré y mis manos las arrojé hacia los lados, sin dar cabida a que el cautivo escapara. Continué deslizándome en su torso como una serpiente. Rozando las bubis por su cola de forma circular, luego la espalda, casi me acostaba encima de él. Respiraba fuertemente en su cuello, quería que su instinto animal se despertara, para después acariciar su miembro y lograr un estallido de líquidos. Acaricié suavemente el género y ya estaba en el punto que quería; fuerte y viscoso.
Por lo general no pasaba a mayores con mis clientes. Era una calentona y los antojaba para que siguieran llamándome. Así le susurré al oído colocarse boca arriba, miré su pene y mi táctica le había hecho efecto, estaba tenso y apreciaba un hilo transparente, pegajoso y espeso. En la habitación nos acompañaba el silencio, se escuchaba nuestra respiración, mis pupilas se empezaban a dilatar, sentía calor entre mis piernas, se me olvidaba el papel de victimaria.
Dominé mis emociones para seguir provocando al mexicano. Rozaba mis senos con su pene y volví a disfrutar su mirada, lo cogí con ambas manos y empecé a jugar. Con el dedo pulgar empecé a tocar el glande, estaba lizo y brillante, era rosado y provocaba ...
... succionarlo. Pasaba un dedo suavemente por el cuerpo cavernoso. Sus gestos eran de sollozo, le brindé una tierna sonrisa para bajar la tensión, estando tan impúdica y retorcida. Miguel era respetuoso, aunque me comía con la mirada y suspiraba, no se atrevía a sobrepasarse y provocaba que sacara el lado más marginal. Abrí mis piernas, trayendo su atención hacia mi sexo, quería que observara que estaba apetitosa de él. Clavó su mirada como lo esperaba, me incliné hacia atrás y apoyé mis manos en la cama, abrí aún más las piernas dejando ver un frágil capullo de flor, color rosado, destilando néctar y agarré su pene con mis pies, empecé a deslizarlo de arriba, hacia abajo, tenía el absoluto control. Miré a los ojos de Miguel y me respondía como si fuese una sádica y sin emoción. Pero mis pezones rosa tenían sentimientos, ya estaban disparados. El sudor corría por mi espalda, mi respiración se agitaba y sentía que el corazón se había bajado hacia mi sexo. Saltaba sin compasión.
La tortura era grata, aunque mi instinto me dijo que iba a perder las riendas. Así que pensé en terminar. Recuperé la postura y me acerqué sigilosamente al cuello de Miguel, casi reposando mi cuerpo sobre el suyo. Su respiración fue mi droga por un instante y dejé de ser su ama, entrelazó sus dedos en mi cabello, saboreó mis labios con su larga lengua y bajo la cruel voluntad me embriagó con su saliva. Me abrazó y me dio la vuelta, sentía su bulto encima de mí. Respiraba fuertemente en mis labios y me ...