1. Obsesión cornuda, Liz (Parte 1)


    Fecha: 11/01/2022, Categorías: Intercambios Autor: Homelander, Fuente: CuentoRelatos

    ... una mamada así?! ¿Era por el tamaño? ¿Estaba más excitada porque él la tenía más grande que yo? ¿O él la ponía más cachonda sólo por ser él?
    
    Él gemía profunda y sinceramente mientras mi novia parecía que vomitaría en ocasiones y luego tomaba descansos para respirar desesperadamente.
    
    César: ¡ay Elizabeth! – decía histérico entre sus gemidos, era tan extraño escuchar a alguien llamarla así
    
    Liz: me encanta tu ver-Aaarrgh!
    
    Intentaba hablar desesperada y cachonda antes de que fuera interrumpida por la verga de él cortándole el habla violentamente de nuevo.
    
    César: ¡Lámeme las bolas! – le exigía firmemente, ella lo hacía de inmediato y fue obvio por los tímidos gemidos de él enseguida.
    
    Podía ver todo en mi mente como si estuviera ahí, podía verlo empujando la cabeza de mi linda novia con ambas manos y todas sus fuerzas hacia su verga, podía verla sosteniéndose firmemente del culo de él con ambas manos, una mano en cada una de sus nalgas, por los exageradas arcadas podía verla apretando los ojos y su cara distorsionándose por el asco que le causaba la verga de César golpeándole la campanilla a toda velocidad, mientras él la veía fijamente y gemía.
    
    Arcadas escandalosas de ella, gemidos desproporcionados de él, respiraciones histéricas de mi novia, algunas risas de él… y todo lo que podía pensar era que yo “la entrené” tuve que rogarle meses para que me diera una mamada, tuve que ver su cara de asco la primera vez que apenas y puse mi verga en su linda boca, ...
    ... soporté sus dientes lastimándome las primeras veces, tuve que rogar para que volviera a intentarlo 3 semanas después por segunda vez, pasaron meses antes de que ella fuera buena. Y ahí estaba él, minuto uno disfrutando una mamada de primer nivel de una chica de la que apenas sabía su nombre.
    
    32 minutos y 27 segundos.
    
    Él respiraba profundamente, luego gemía a todo pulmón, escuché a Liz dar una arcada aún mas fuerte, como un gimoteo histérico, y juro por dios que escuché un nítido “glú, glú” gutural y pesado de ella, casi pude ver su garganta moverse, seguido de un gemido aliviado de César. Si eres hombre puedes reconocer perfectamente ese gemido final de alivio, placer total, gutural, viril y profundo, exactamente ese hacia él.
    
    Pude imaginarlo perfectamente sosteniendo la cabeza de mi novia firmemente con ambas manos, mientras ella apretaba los ojos, haciendo caras de asco y él eyaculaba sin haberle avisado dentro de su boca y ella tragaba con dificultad.
    
    ¡El hijo de puta eyaculó en su boca sin avisarle! ¡Ella nunca tragaba conmigo! Una vez que lo hice sin avisar, ella se enfureció y retiró histéricamente, ¡Maldita perra!
    
    Bajaban la velocidad de sus ruidos orales y la respiración de él se calmaba, mientras ella aún hacia algunos ruidos de asco.
    
    César: ¿Saben ricos? Jajaja – reía y recuperaba la respiración
    
    Liz: ¡Eyaculas un chingo! ¡Aaarrgh! – parecía genuinamente asqueada y la pude imaginar rascando su lengua – no mames… Saben de la chingada – decía lentamente, ...
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