El Camión de las Sorpresas Parte II
Fecha: 21/01/2022,
Categorías:
Bisexuales
Autor: mariano9a30, Fuente: RelatosEróticos
El frío se hizo más intenso al amanecer. Ya no llovía como anoche, solo estaban como testigos los charquitos en el patio y el invierno prendido de las hojas. El canto de los gallos y el ronquido de mi seductor en cuyo pecho belludo me había quedado profundamente dormido. Nos habíamos satisfecho mutuamente, creo. Terminó despertándose por completo mientras mi mano se paseaba por su cuerpo. Acaricié su hombro, admiré la fortaleza de su brazo y su piel de oso me hacía lucir pálido y muy delicado al estar tan unidas como habían amanecido.
Una voz me había dicho desde muy dentro mí que era el momento para salir corriendo muy lejos de allí. Pero con más autoridad hubo otra que me aferraba a mi raptor, a mi seductor, al hombre que comenzó matándome con un puñal y reviviéndome con otro más grande, más grueso y más rico. No sabía ni como se llamaba el hombre que me había tratado como si fuera su hembra haciéndome sentir todas las delicias de una parte pasiva de mi ser que había estado reprimida, pero de la noche a la mañana me había terminado de despertar lo receptivo que de alguna manera siempre había palpitado dentro de mi ser.
Todo el panorama de mi vida había cambiado en un cerrar y abrir de ojos. Había dejado de roncar y estaba a punto de dormirme de nuevo enternecido en su regazo cuando sus manos comenzaron a palparme, a buscarme, a encontrarme con caricias dirigidas a despertar a su mujer, como me había dicho que me iba a hacer, me lo había dicho como una amenaza por ...
... haberme bajado los calzones para defecar frente a su chinchorro y estuvo a punto de matarme por eso, la primera vez que escuché su voz fue agria y desafiante, y en la medida que fue penetrando en mi vida se fue tornando más dulce. Sonaba con la misma tonalidad de las últimas horas.
β Cariño, ¿Te gustó que te haya hecho mi mujer? β Me sorprendió mucho su pregunta pero le respondí automáticamente y sin pensarlo
β Me está doliendo un poquito todavía, lo siento como una flor, pero si insistes en pedírmelo como lo hiciste anoche, capaz que te lo doy. Pero solo con una condición β
β ¿A ver?
β Dígame cómo se llama usted, que me ha hecho sentir como no pude haberlo imaginado, y ni siquiera me ha dicho cómo se llama β
β Me llamo Ángel, pero me dicen Dinamita, El Ángel de la Carretera. ¿Y tú cómo te llamas? β
β Mariano β Como su brazo me estaba sirviendo de almohada, para él fue muy fácil colocarme sobre su cuerpo y abrir mis piernas como si fuera un jinete y al mismo tiempo hacerme sentir lo dura que se le estaba poniendo la palanca que se recostaba entre mis glúteos abiertos sobre su bello púbico y al incorporarme me llegaba casi hasta la espalda.
β No puedo creer que todo esto me hubiera podido entrar anoche β Le dije mientras lo palpaba con una mano atrás y con otra sostenido de la cuerda del chinchorro. Pensé que sin pensarlo dos veces me iba a mostrar como me cabía completico, pero en lugar de eso me aproximó un poco más a su regazo para acariciarme la parte ...