1. Cuando la calentura aprieta (05)


    Fecha: 24/01/2022, Categorías: Infidelidad Autor: rosamarsan, Fuente: CuentoRelatos

    ... y le dije que prefería yo encima ya que para poder meterme ese pollo tendría yo que llevar el ritmo. Se puso un preservativo, que supongo seria talla XXXL, porque no sé cómo pudo ponérselo y se tumbó en la cama. Me acerque y arrimando su polla en mi boca la babee bastante para lubricarla. Me subí encima de él y sin tener ni que guiarla la introduje poco a poco en mi coño. Sentía como aquel tremendo pollon me abría y tensaba mi coño al máximo, jamás pensé que podría entrar esa salvajada de carne dentro de mí. Tarde un rato en poder metérmela entera. Cuando entro me di cuenta que no podía ni moverme todo mi interior estaba lleno de polla. Sentía como apretaba hasta mis ovarios y mi útero, aunque un poco doloroso, el placer de encontrarme llena era increíble. Casi sin moverme me corrí.
    
    Debido a los líquidos generados por mi corrida poco a poco pude empezar a cabalgar, Adolfo no paraba de repetir el placer de sentir mi coño tan estrecho, a la vez que yo sentía una mezcla de dolor y placer que hasta ese momento nunca había sentido. En esa posición me corrí otra vez. No podía más, me baje de su polla y el aprovecho para echarse encima, estaba encerado por el sexo y sin preámbulos me embistió, sentí que su polla iba a ...
    ... reventarme por dentro, el siguió acelerando sus embestidas y yo no podía resistir ese dolor, mis gritos deberían de escucharse por todo el bloque de pisos antiguos. Incomprensiblemente pese al dolor que estaba produciéndome, me corrí por tercera vez.
    
    Él estaba a punto de correrse y me pido si podía hacerlo en mi cara, con tal de que sacara su polla dentro de mi le dije que se corriera donde quisiera. Se quitó el preservativo y se subió hacia mi cara, hay comenzó a meneársela, yo no podía apartar la mirada de ese pedazo de carne. De repente su polla comenzó a escupir leche, parecía que no se acababa nunca, mi cara se llenó totalmente de ese líquido blanco a la vez que mis pechos. Acabo rendido, igual que yo. Me sentía reventada por aquel joven que me había dado raciones de placer a partir del dolor causado por su enorme instrumento. Le pedí ducharme, me acompaño al baño, me duche y me vestí. Nos despedimos, con la intención de seguir manteniendo el contacto.
    
    Durante el viaje de retorno, notaba como mi entrepierna seguía abierta, debido al ensanchamiento producido. Por la tarde fue a peor, me dolía todo mi interior y así estuve varios días. Pero el que aquella enorme polla me hubiera poseído había merecido la pena. 
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