1. El macarra


    Fecha: 25/01/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Todavía no me termino de creer que esté escribiendo esto en este momento. La persona que hace un año me causaba repulsión y a la que estaba a punto de denunciar es ahora mi pareja y el mes que viene nos vamos a vivir juntos, y no puedo ser más feliz.
    
    Por entonces yo compartía piso con otras dos amigas en un piso de esos grandes y antiguos que hay en el centro. Mi amiga de toda la vida Maria Luisa con la que me vine desde mi ciudad a la capital a estudiar en la universidad, yo, y otra chica (Natalia) que encontramos poniendo un anuncio en internet. Y yo por cierto que me llamo Elísabeth y tengo 22 años.
    
    Maria Luisa y yo ya teníamos de siempre complicidad y buen rollo, no solo compartíamos piso y nos ayudábamos en todo sino que también salíamos juntas de fiesta, a lo que Natalia también se unía casi siempre. El jueves por la noche que empezó toda esta historia, habíamos quedado en pedir unas pizzas y bebernos unas cuantas cervezas y luego salir por la zona cercana al piso (era cerca de la universidad por lo que había mucha gente joven y muchos bares) o si no nos apetecía, pues quedarnos y ver una peli juntas.
    
    Como siempre, fui yo quien hizo el pedido, ya que tenía la aplicación instalada en el móvil y con los datos metidos, así que pedí lo de siempre, deseando que llegara pronto porque me moría de hambre (entre las clases, salir a correr y hacer las labores de la casa, tenía un agujero en el estómago). No fue así y tardó bastante, así que ya de partida iba enfadada. ...
    ... Cuando llamaron al timbre y abrí la puerta seguramente el repartidor notó mi enfado, sin embargo su expresión no era de preocupación ni parecía que fuera a pedir disculpas, sino que tenía una sonrisilla y una cara de chulito que me enfadaban aún más. Pasé de decir nada porque él pondría cualquier excusa y no serviría para nada, así que simplemente cogí las dos cajas de pizza y se las llevé a mis chicas.
    
    Al final nos quedamos en casa, la peli genial, las pizzas muy buenas, y las risas tras las cervezas también muy buenas. Todo perfecto de no ser porque al día siguiente (viernes por la tarde) me llegó Whatsapp de un número desconocido, y al leerlo ví que era del repartidor de pizza, que como le había parecido muy guapa, se había tomado la libertad de mirar mi número de teléfono en los datos del pedido, ya que los repartidores tienen que saber el número por si hay algún problema en la entrega; e invitarme a salir ese viernes por la noche.
    
    Pasé por varias fases, al principio indignación: siempre da preocupación cuando llegan mensajes o llamadas de alguien desconocido, y más cuando eres chica, y este gilipollas, solo por ver si tiene su día de suerte, me hace sentirme acosada y vigilada. Al fin y al cabo ese tío sabe mi nombre, mi número de teléfono y sabe dónde vivo… una sensación muy desagradable, sensación que él podría haberme evitado. Y después en vez de indignación sentí lástima por él: era más joven que yo, supongo que unos 20 años (y a mí me gustan mayores), delgado y ...
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