1. Araceli seduce a Alicia


    Fecha: 31/01/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... arreglemos el desastre. No puedes salir mojada, hace frío y te resfriarás.
    
    Era la oportunidad perfecta, la metí en un cubículo y cerré la puerta con pestillo. Me quité la chaqueta y la empecé a levantar la camiseta.
    
    - ¿Qué haces? – me dijo sorprendida.
    
    - Te voy a quitar la camiseta y ponerte la chaqueta.
    
    - Pero …
    
    - Sin peros, obedece.
    
    La camiseta salió por arriba y, sin darle tiempo a decir ni pío, llevé mis manos a su espalda y la quité el sujetador.
    
    - También está mojado. Voy a ponerte la chaqueta, abrocharte los botones y nos iremos.
    
    La puse la chaqueta y, antes de abrocharle los botones, le acaricié la cintura. La sensación era sublime. Subí mis manos por sus costados y acaricié los laterales de sus magníficos pechos.
    
    - Tienes unas tetas preciosas, grandes y firmes.
    
    Pasé de los laterales de sus pechos a acariciarle las tetas descaradamente. La piel se nos puso de gallina a las dos. Sus pezones se endurecían mientras yo apretaba sus tetas sin cortarme un pelo. Di unos pequeños apretones a sus pezones, con lo que arranqué a Alicia un gemido. Esperaba que fuera el primero de muchos esa noche.
    
    - Araceli, yo no …
    
    - Calla, te abrocho y nos vamos – solté sus pechos con desgana, le abroché la chaqueta, le di un piquito rápido y salimos del baño y del local.
    
    - Me voy a casa – me dijo.
    
    - De eso nada, tú te vienes a la mía que está aquí al lado. No puedes ir sola con el pedal que llevas.
    
    - Es verdad, ji ji ji, pero prefiero mi ...
    ... casa.
    
    - Ya te he dicho que te vienes a la mía. No me hagas repetírtelo – empecé a usar un tono de voz imperativo. Si quería cumplir mi fantasía con ella tenía que usar órdenes y actitud dominante para conseguir su obediencia – te has quedado un montón de veces y hoy también te quedarás.
    
    - Vale, vale, no te pongas así.
    
    La cogí de la cintura por debajo de la chaqueta y caminamos hasta mi portal. Subimos en el ascensor hasta el cuarto piso, y entramos en mi casa.
    
    - Te voy a buscar un pijama, pero antes deja que te quite esto.
    
    Alicia se dejaba hacer como una sonámbula, la bebida debía haberle sentado peor de lo que pensábamos. La quité la chaqueta, la dejé caer al suelo y me lancé a por sus dos magníficas tetas sin freno. Las acariciaba, las amasaba, le apreté los pezones hasta que se pusieron duros como piedras.
    
    - Déjame Araceli.
    
    - Cállate, no hables – le retorcí los pezones. Se le escapó un jadeo pero se quedó quieta mientras yo disfrutaba de ella. Bajé mi cabeza y atrapé un pezón en mi boca. Chupé, lamí y succioné el pezón hasta que Alicia empezó a gemir. Pasé al otro pezón y repetí la operación. Alicia ya no contenía sus gemidos. Puso sus manos en mi cabeza mientras yo mamaba de sus pechos. Me estaba dando un festín.
    
    - Al salón – ordené.
    
    Alicia me siguió hasta el salón, allí la abracé fuertemente y la hice retroceder hasta que su trasero topó con una mesa. Lamí sus labios, intenté introducirme en su boca pero no la abría. Mordí su labio inferior hasta que ...
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