Mi primera vez en un club de intercambio
Fecha: 02/02/2022,
Categorías:
Intercambios
Autor: Javi Golfo, Fuente: CuentoRelatos
Mis amigos me llaman Javichu y este es mi primer relato. ¡Espero que os guste!
Os puedo asegurar que es una historia real, en la que he cambiado el nombre de terceras personas. Me imagino que al leerlo estas personas recordarán esos momentos de pasión vividos y disfrutarán de la lectura.
Tras una primera visita a un club de intercambio con una chica que conocí a través de una página web y que me introdujo en el ambiente, decidí proponerle a una amiga ir juntos a un spa nudista muy conocido que hay en Madrid.
En verano nos habíamos bañado desnudos en alguna playa nudista (Maspalomas) y nos gustó la experiencia de disfrutar de nuestros cuerpos desnudos al sol. Esta situación nos provocaba un cierto morbo, pero el anonimato nos relajaba.
Pese a mis cincuenta tacos, me conservo bastante bien, practico deporte, soy alto, 80 kilos de peso. Mi amiga Cristina a la que conocí en el trabajo, es más joven que yo. Tiene 35 años y nos consideramos “follamigos”. Nos vemos de vez en cuando, viajamos juntos cuando podemos y nos gusta experimentar, conocer nuevos restaurantes, nuevas ciudades y nuevas formas de practicar el sexo.
Nunca nos habíamos planteado un intercambio, pero yo soñaba con ello y me ponía a 100, pero no sabía cómo planteárselo.
Un día quedamos a comer y le propuse cogernos la tarde libre y sorprenderla con un nuevo plan (ir juntos a un spa para relajarnos por la tarde). No le dije toda la verdad sobre el sitio, solamente que era un spa nudista con ...
... jacuzzi, sauna y podíamos tomarnos tranquilamente un café y pasar una tarde tranquila.
A Cristina, le extrañó la propuesta, pero contestó que podía ser divertido y así nos quitábamos encima el stress de toda la semana.
Al momento me puse cachondo pensando en lo que nos íbamos a encontrar. Pero a medida que nos acercábamos me preocupaba su reacción y me puse un poco nervioso.
Al llegar, ella se extrañó que no hubiese ningún cartel en la puerta, y que todo estuviese muy cerrado.
—¿Estás seguro que es aquí? —Me preguntó Cristina.
—Si, seguro —respondí.
Mi corazón latía a mil y me decidí a explicarla antes de entrar que este local además de spa, permitía interactuar entre las parejas.
Cristina puso unos ojos como platos y me dijo que ni de coña entraba en un sitio como este.
La abracé e intenté tranquilizarla, “no tienes que hacer nada, simplemente nos relajamos y observamos el ambiente”.
Ella seguía reticente, pero finalmente la convencí diciéndola que nos iríamos en cuanto ella me lo pidiera.
La tenía abrazada y sentía su corazón latir muy rápido. Finalmente llevándola abrazada, nos acercamos a la puerta.
Llamamos al timbre y nos abrió una chica que nos dio una llave para guardar la ropa, unas zapatillas desechables y nos preguntó si preferíamos toalla o albornoz. Nos decantamos por el albornoz.
Pasamos dentro, estábamos excitados y nerviosos, menos mal que no había nadie en el vestuario porque posiblemente Cristina hubiese salido corriendo.
Nos ...