1. POQUI (I)


    Fecha: 01/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me estaba aburriendo mucho aquel verano en Cartagena. Ni siquiera en la urbanización había otros chavos como yo, para ir juntos a la playa o jugar al tenis…
    
    Sin embargo por fin parecía que había novedades, pues acaba de llegar un carro con un señor de unos 40 años acompañando de un chico de unos quince.
    
    Yo los observaba detenidamente mientras subían por las escaleras del edificio de apartamentos y entraban precisamente en el vecino que había quedado libre. Había ciertos detalles que provocaban mucha curiosidad por mi parte, pero habiéndose encerrado, pasé a mi cocina para prepararme algo para merendar ya que mi madre me dejaba solo toda la semana hasta el viernes que venía de la ciudad con mi padre.
    
    A mis 16 años, había conseguido la confianza de mis padres que no les importaba dejarme solo en aquel apartamento vacacional, confiando en que me dedicaría especialmente al deporte playero que tanto me estaba aportando facilitándome unos músculos que me aportaban una figura estilizada con unos abdominales llenos de cuadritos que me gustaba admirar ante el espejo.
    
    A veces pensaba que estaba enamorado de mí mismo cuerpo, pues me gustaba usar bañadores muy pequeños y ajustados, mientras observaba el reflejo de mi figura en el espejo del dormitorio de mamá.
    
    Tras tomar un jugo de lima y mandarina, me puse mi bañador preferido amarillo, que se ajustaba a mi paquete y se adentraba entre mis nalgas, lo que provocaba miradas “lujuriosas” en más de un bañista.
    
    Como me ...
    ... apeteciera intentar dar más color a mí ya bronceado cuerpo, me unté todo con aceite de coco y salí a la terraza para tumbarme en la hamaca.
    
    Las voces en la terraza de al lado señalaban que los nuevos vecinos estaban instalados – quizás haciendo lo mismo que yo pretendía -.
    
    Constaté que allí estaban departiendo, por lo que me asomé y les saludé: ¡ Hola soy Poqui, y creo que somos vecinos ¡
    
    El jovencito sonriente se acercó a la separación de nuestras terrazas alargando su mano que estreché con fuerza, seguido del señor que desde luego no me parecía su padre, observando una serie de señales que “les delataban”: Los dos llevaban pulseras en los tobillos, incluso usaban aretes, lo que no me parecía propio de padre e hijo, e incluso el tono de voz del adulto parecía un poco afeminado.
    
    ¡ Ya sabéis, yo estoy solo hasta el viernes que viene mi familia y podemos si quereis ir juntos algún dia a las rocas….!
    
    El chavo se llamaba Ruben, era de color indio tirando a negro, y tenía unos dientes blanquísimos que destacaban en un cuerpo precioso. A su acompañante le llamaba Miguel, y desde luego eran una “parejita” por las miradas provocativas que se lanzaban e incluso algunas que desviaban los dos hacía mi.
    
    ¡ Yo voy a dejaros pues tengo que salir, luego os veo ¡ les dije, metiéndome dentro con intención de quedarme tras las cortinas para espiar el misterio que tenía sobre ellos.
    
    ¡ En efecto ¡ Cuando llevaba como cinco minutos observé con cuidado que estaban los dos tumbados, ...
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