El crucero (04): Despertando en alta mar
Fecha: 15/02/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: kimbocat, Fuente: CuentoRelatos
... acrecentar su deseo. Tras tocarla un buen rato, Nuria se limpia la mano en su cara. Poco a poco el cuerpo se va llenando de pinzas, por delante, por detrás, está casi lista. Nuria mira a margot, es Rosa la afortunada que la va a azotar, también cuelga llena de pinzas, sus pechos algo más grandes, han permitido llenar un poco más esta zona. Rosa besa a su esclava, margot abre la boca y entrega su lengua y sus labios a su dueña, mientras nota como la mano de su ama mueve dolorosamente las pinzas que tiene clavadas en su sexo.
Tras preparar a los animales, empieza el espectáculo, en la mesa tú no puedes evitar masturbarte, envidias a aquellas mujeres, te enfada no ser tu quien reciba los azotes de tu dueña, te excita verlas e imaginarte en su lugar, pero Juan tira de tus cabellos y te acerca a él, tú te quejas quieres ver el espectáculo, pero el tras darte una sonora bofetada, te dice que tranquila que lo veras todo, separa un poco la silla de la mesa, y te muestra su verga dura y empinada, cogiéndote ...
... por las nalgas te empala en ella, gruñes un poco, pero te encanta, sonrojada oyes como comenta con uno de los camareros que la ha metido hasta el fondo de lo mojada que estas, y con los primeros latigazos en el escenarios, empiezas a moverte, a estrujar, a ordeñar aquella verga con tus sexo empapado, mientras sus manos van tocando, magreando y ordeñando tus tetas.
Empiezan a saltar las primeras pinzas entre los chillidos de las hembras, que tiemblan de dolor a cada nuevo azote, a cada pellizco de las pinzas saltando de sus pechos, de su sexo o de sus nalgas, la gente aplaude y anima a las distintas amas, Rosa también sabe cómo azotar, como hacer que las pinzas vayan saltando entre los aullidos desesperados de margot. Y tú clavada a Juan, no puedes evitar correrte una y otra vez, mientras notas su placer lechoso y caliente mojándote, llenándote, resbalando por tus muslos hasta las bocas de cornuda y rabo, que arrodillados bajo la mesa, no dejan de lamer tus piernas y las de su señor….
(Continuará)