La madre de mi amigo y su hermana
Fecha: 22/02/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
Todo empezó cuando recién había cumplido 18 años. Empezaba mis estudios de licenciatura. La carrera que yo había elegido no era algo popular en las mujeres, sólo había dos en el grupo. Aunque yo era muy caliente, eso no me preocupó pues yo tenía una novia muy bonita y chichona con la cual era feliz. Pronto hice amigos, particularmente uno llamado Salvador, quien me invitaba a su casa a estudiar. Él tenía una hermana y una madre de 38 y un padre, casi siempre ausente porque su trabajo así lo requería. La sonrisa de la madre, el cuerpo y las atenciones que me daba me hacían desearla. Fueron varias las pajas que me hice recordándola. Bajo el mantel de la mesa, cuando comía o tomaba el café con ella, me sacaba el pene y me daba unos jalones de verga y huevos viéndola sonreír.
Pasó el tiempo y nuestra amistad siguió. Yo ya tenía 25 años y a veces pasaba a saludar a la familia de mi amigo. Una vez que llegué, mi amigo no estaba y su mamá me invitó a pasar aduciendo que no tardaría mucho Salvador, porque generalmente llegaba a esa hora. Me ofreció un café y se puso a platicar conmigo, ella traía una bata transparente entre la que se translucía su ropa interior.
A veces se metía la mano bajo el brasier para rascarse las tetas “¡Ay, no sé por qué traigo tanta comezón!” decía como simple explicación, pero en eso estaba cuando una teta le quedó fuera del sostén y se veía el pezón, lo cual me excitó y se me paró la verga, la cual me tuve que acomodar rápidamente para que no me ...
... lastimara el pantalón ajustado que traía puesto. “¿Ya le pegué la comezón?”, preguntó cuándo me vio acomodándome el pene. “¿Y si nos rascamos uno al otro?”, dijo y sin más extendió su mano para sobarme verga y huevos sin recato. Tomó mi mano y la metió bajo su ropa, entre las chiches. Yo mismo le metí la otra mano en su concha y comenzamos un morreo y nos ensartamos por nuestros sexos, moviéndonos sin tregua; acción que terminó cuando nos vinimos.
Me despedí con un beso y me di cuenta que la hija, ya con 18 años, había visto todo desde su cuarto con la puerta entreabierta. Al pasar por ahí ella sonrió, abriendo un poco más la puerta para que yo la viera sin nada más que una blusa metiéndose los dedos entre los vellos de la vagina.
Mis visitas a la madre las hacía cuando estaba ella sola y disfrutábamos del sexo. Ella tenía mucha experiencia y aprendí bastante. Pero un día que llegué, la hermana de mi amigo estaba sola y me dijo “Pasa, hoy quiero atenderte yo”, insinuando que sabía a qué iba yo a ver a su mamá. Entré y apenas cerró la puerta me abrazó y me besó con gran maestría, como si lo estuviera haciendo su madre.
Nos desnudamos en su cuarto y se puso a mamar mi verga, nos colocamos en 69 y los chupetones que le daba la hicieron venir varias veces, ella seguía su tarea, la cual sólo interrumpía con algunos quejidos, hasta hacerme venir. Se tragó todo el esperma que me sacó, ¡era igual de puta que su mamá! “¡Ay, qué lástima!, así ya no me la vas a poder meter, yo sí ...