1. Nudistas


    Fecha: 05/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Se incorporó sentándose en la toalla. Llevaba media hora boca arriba dejando que el sol abrasase su cuerpo desnudo. Rebuscó en su bolso una botella de agua y bebió. Una gota se escapó por la comisura de sus labios y descendió por su cuello antes de encajarse entre sus pechos provocándole un escalofrío.
    
    Volvió a ponerse crema protectora masajeando todo su cuerpo con delicadeza. Se entretuvo entre sus maravillosos pechos. Siempre habían levantado pasiones sus tetas y ahora, observándolas con detenimiento, aún eran la parte de su anatomía que más le gustaba. De un buen tamaño sin ser exageradas tenían una forma perfecta pese al paso del tiempo. Sus areolas, de color marrón claro, eran perfectamente redondas y rodeaban a un pezón grueso que pellizcaba al terminar de ponerse la crema provocándole cierta excitación.
    
    Se recolocó las gafas de sol y se recostó sobre sus codos mirando hacia el vaivén hipnótico de las olas. Alrededor pero alejada había alguna que otra pareja que también tomaban el sol totalmente desnuda. En su mayoría turistas extranjeros más cercanos a los sesentas que a los cuarenta.
    
    De repente, y cuando se disponía a girarse para echarse una siesta bocabajo, alguien llamó su atención. Vio cómo, a unos treinta metros de donde se encontraba, un hombre caminaba hacia el agua. Desde su posición, y retirándose las gafas de sol para agudizar la vista, pudo comprobar que el tipo no tenía mal cuerpo. En la distancia parecía alto y ancho de espaldas. Con un culo ...
    ... redondo y unas piernas fuertes. Su bronceado era regular lo que le decía que era un habitual al nudismo.
    
    La mujer se sentó con las piernas cruzadas mirando en dirección donde aquel hombre se había sumergido. Tras unos largos que apenas le llevaron cinco minutos, salió del agua en dirección a su toalla. La visión frontal no desmerecía en nada a la trasera. Su torso aparecía lampiño y apenas había vello púbico. Sus brazos se veían torneados sin llegar a ser los de un culturista. Su miembro tampoco se mostraba de dimensiones descomunales; “eso solo pasa en las películas porno” pensó la mujer para sí. Le siguió con la mirada hasta localizar donde reposaba.
    
    Entre la mujer y el hombre se ubicaban apenas dos parejas más. Ella se sintió tentada y decidió darse un baño rápido que le permitiese saber más de aquel desconocido. Se levantó y paseó hasta el agua. Su cadencia hacía que su cadera se moviera de manera sexy. A sus 47 años tenía un buen físico. En sus 165 centímetros de altura se repartía perfectamente bien sus 60 kilos.
    
    La mujer echó un vistazo hacia el lugar donde se encontraba el hombre y vio que permanecía tumbado y recostado sobre su brazo izquierdo en dirección hacia donde ella tenía su toalla. El hombre parecía que leía y por tanto no habría estado pendiente del baño de la mujer. Un poco decepcionada caminó hacia su toalla. Mientras se secaba saludó a una de las parejas que tenía más cerca. Unos guiris sobre cincuenta años en los que no se había fijado demasiado. ...
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