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Nudistas
Fecha: 05/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Tras secarse se volvió a tumbar al sol. Una brisa proveniente del mar la despertó haciendo que toda su piel se erizase. Descolocada por el sueño se incorporó hasta sentarse y pudo comprobar que había pasado casi una hora. Ahora entre ella y el hombre no había nadie. Como no había nadie en 100 metros a la redonda. El hombre se levantó y se volvió a meter en el agua. La mujer volvió a seguirle con la mirada y se le ocurrió darse un chapuzón también. Manteniendo las distancias de sus toallas ambos, hombre y mujer, permanecieron en el agua por 15 minutos. Entre largo y largo, siempre acababan mirándose. Apenas cruzaron un par de sonrisas. Él era bastante más joven que ella. Pero aun así el hombre se sentía en la curiosidad de observar el bien proporcionado cuerpo de su vecina. Se miraron en la distancia y se dispusieron a salir del agua. En la orilla ella permaneció parada mientras trataba de evacuar el agua de su melena apretando con las manos. Sin perder de vista el tonificado cuerpo masculino que se alejaba en dirección a su toalla. Todavía en la orilla, la mujer pudo ver como el hombre cogía su toalla y su mochila y se encaminaba hacia la orilla en su dirección. No pudo sino sentirse decepcionada al entender que el hombre abandona la playa. A medida que se acercaba, el hombre miraba con deseo el cuerpo de la mujer. Ésta permanecía parada en la orilla deleitándose con el buen cuerpo de surfista que se le acercaba. Sus pezones reaccionaron a la excitación que su ...
... mente le provocaba imaginando lo que le gustaría hacer con ese tío. La polla del hombre comenzaba a adquirir un tamaño considerable denotando que la admiración era mutua. Metros antes de coincidir en la orilla, la mujer le miró con media sonrisa y comenzó a andar hasta su toalla. El hombre, que también le sonrió, la siguió sin decir palabra. A estas alturas su erección era tremenda. El culo de la mujer se movía al ritmo de sus caderas a cada paso. Manteniéndose dos pasos por detrás, él pudo observar que ella se colocaba de rodillas en su toalla apoyando el culo sobre sus talones. Sus ojos color miel le miraban fijamente. Sus pezones estaban endurecidos y su media sonrisa hacían presagiar un pensamiento. El hombre avanzó dos pasos hasta colocar su polla empalmada a la altura de la cara de la mujer. Ésta no dudó un instante y acercó su boca hasta el miembro que la reclamaba. Con sus labios abrazó el glande amoratado de él para ir engullendo cada centímetro de polla que aquel desconocido le ofrecía. El hombre suspiraba mientras la mujer movía su cabeza a lo largo de su polla. Lo hacía con una lenta cadencia. Adelante y atrás, dejando que la polla se incrustase en lo más profundo de su boca para luego permitir que resurgiese de nuevo ensalivada. El hombre sentía como si se le derritiese dentro de aquella ardiente mujer. Ella lo miraba con lascivia mientras él, de pie frente a ella, la observaba con superioridad. La mujer se llevó una mano al coño y con la otra agarró ...