Aquella invitación de fin de semana
Fecha: 07/03/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... roja y un pantalón vaquero ajustado, calzando unos zapatos negros de medio tacón. Me gustó.
Tras las presentaciones con los besos de rigor en las mejillas, quedamos instalamos después de enseñarnos la casa, era un pequeño y coqueto piso en el centro de la ciudad, bien amueblado y con todo tipo de comodidades. Tras darnos una merecida ducha, salimos a dar una vuelta para así invitar a nuestra bella anfitriona. Esa noche no ocurrió nada, cenamos y después de tomar una copa en un bar cercano nos fuimos a acostar, cada uno en su cama. Mi amigo y yo dormíamos en la misma habitación, a solas me comentó que en la ducha se la había meneado bien pensando en las cachas y tetas de María, y en como tenía que follar meneando ese culo. No había duda, le había gustado y me dio su aprobación.
Al día siguiente pateamos la ciudad y nada del otro mundo, teníamos lo que se dice un buen rollo con María, resultó ser bastante simpática y divertida. A la noche decidimos salir a divertirnos y, después de cenar, marchar a una discoteca que se encontraba en las afueras, apareció muy hermosa con un corto y vaporoso vestido negro de tirantas, algo escotado mostrando su canalillo, y cuya longitud únicamente le cubría poco más abajo del culo dejando apreciar unas recias y jugosas piernas, tras piropearla se da una vuelta levantándose la falda un tanto dejándonos ver su ropa interior, un escueto tanga negro.
En la discoteca nos presentó a su grupo de amigas y amigos con los que departimos, eran ...
... simpáticos, bueno había de todo naturalmente, no faltaba el típico gilipollas. Pasaron varias horas entre copa y copa cuando me quedé a solas con María en un lugar oscuro y apartado del local; la conversación entre bromas subió de tono pasándole el brazo por encima del hombro, de repente me besó metiéndome la lengua hasta la campanilla, aprovechando el subidón, la oscuridad del momento, y las mareantes luces de neón azules comencé a tentar y sobarle los muslos interiores, muy apretados por cierto, frotándolos delicadamente, para poco a poco subir la mano enterrándola en su entrepierna, frotándole el coño en redondo por fuera del diminuto tanga hasta que resolví introducirla por un lateral pajeándola con los dedos, no me acuerdo cuantos, dándole en el clítoris mientras nos comíamos la boca, al rato emitió varios gemidos, me cogió la otra mano con fuerza, y salimos del local marchando hacia la parte posterior, tras caminar un poco nos detuvimos junto a unos coches y árboles, “cariño, me he corrido…mira…que gusto…”, enseñándome excitada sus dedos pegajoso de flujos; la mimé, acaricié y besé achuchándola, de repente de manera muy, muy erótica se quitó el tanga, estaba empapado como toda su entrepierna, volvimos a comernos la boca entrelazando las lenguas al tanto que le apretaba las nalgas levantándoselas, “vamos, no perdamos más tiempo”, le dije apresuradamente, algo cortado por el lugar me bajé los pantalones y dejé al aire la verga, me la sobó dándole varias friegas dejándomela ...