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Una Doctora muy Comprometida
Fecha: 09/03/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... coño se me habrá ocurrido venir aquí? – Pensé. Por fin la doctora se acercó y al mirarle a los ojos descubrí que quizá la prueba no fuese tan mala, al fin y al cabo. Mientras se ponía unos guantes me fijé en que tenía unas facciones agradables y un bonito cuerpo con unos pechos grandes comprimidos por una camisa abotonada… al menos hasta el escote. Comenzó a tocarme los genitales de forma profesional y como quien no quiere la cosa se agachó más aún de forma que pude darme cuenta de que no llevaba sujetador. Todos sus movimientos parecían casuales, pero con la clarísima intención de excitarme. Opté por seguirle el juego y sabiendo que de momento con aquello no iba a conseguirlo me fui relajando para ver hasta dónde estaría dispuesta a llegar. Levantó la vista y dijo – mi turno ha terminado… Se quitó los guantes y la bata y siguió con lo que estaba haciendo, pero con un talante… menos profesional y más estimulante. Cogió mi mano y la llevó hasta su muslo dejándola allí para que yo me ocupara del resto. Tenía una piel suave y cálida y comencé a acariciarla subiéndola poco a poco por debajo de su falda hasta las nalgas. - Desde luego está comprometida con su trabajo - le dije con la voz muy pausada tan pronto descubrí que se había quitado las bragas durante aquellos minutos previos tras el parabán. - Y no solo eso… – contestó mientras se agachaba ligeramente para empezar a lamer suavemente mi glande. No desaproveché la invitación e introduje mi otra ...
... mano por su escote y comencé a acariciar con deleite esas enormes y turgentes tetas que, sin la prisión de un sostén, colgaban lujuriosamente. Al principio no encontré los pezones, pero a fuerza de deslizar mis dedos por sus areolas, pronto se erigieron destacando en el centro de los pechos. No pude evitarlo y comencé a pellizcarlos y aunque empecé a sentir placer, aún no era suficiente y ella se lo tomó como algo personal, así que sin mediar palabra me embadurnó la mano que tenía en su trasero con lubricante y continuó con la mamada. No tardé ni medio segundo en introducir dos dedos en su culo y los otros dos en su coño y empecé a moverlos suave y circularmente con tanto o más interés que el que ella se estaba tomado con mi polla. Lo había conseguido. El listón ya estaba puesto, pero ahora ya era demasiado tarde para finalizar la prueba, además, ella estaba húmeda y caliente y me tragaba con más ansia y profundidad. La dejé hacer durante unos minutos más, pero al rato, habiendo logrado una erección como hacía mucho tiempo, me levanté y arrancándole los pocos botones de la camisa que le quedaba y subiéndole la falda hasta la cintura, la encaramé a la camilla y me lancé enfebrecido a por sus oscuros agujeros. Aquello no era normal. Chorreaba tanto que su flujo humedecía su ano y goteaba sobre el vinilo del suelo. Me propuse que no se desperdiciara ni una gota y lamía como un poseso. Obviamente conseguí el efecto contrario ya que se puso como una moto y cogiéndome ...