Un Encuentro Espontáneo
Fecha: 17/03/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... quería que aquello terminara.
Fruto de ese pensamiento, un impulso primitivo y lujurioso me lanzó sobre ella y sin darle tiempo a reaccionar, la até a la cama. Aquello no le gustó en absoluto y empezó a pelear con los nudos de tobillos y muñecas sin éxito.
No dijo nada pero sé que si en ese momento me hubiese acercado a su boca, me hubiese mordido de forma agresiva.
Aquel espectáculo me excitó muchísimo y aunque la polla me dolía por el orgasmo reciente, la tenía como una piedra.
Cogí su consolador y se lo metí en la boca. Lo escupió sin decir nada.
Lo volví a coger y traté de metérselo por el culo, pero ella lo apretó y me resulto imposible. Así que se lo introduje en la vagina y aunque era obvio que hizo un gran esfuerzo, aquello no pudo impedirlo. Al principio entraba y salía con cierta resistencia, pero unos segundos más tardes, corría suavemente y noté como Bianca lo buscaba aunque con cierta reticencia fruto del orgullo.
Lo dejé vibrando dentro de ella y me agaché para lamerle los pechos en círculos empezando por las areolas para llegar a los pezones que en ese momento estaban suaves y escondidos. Con la punta de la lengua y los labios, conseguí que poco a poco se fuesen irguiendo y Bianca, que seguía enfadada, me escupió a la cara. Al principio no supe cómo reaccionar, pero luego cogí su saliva y la extendí entre sus tetas. Le escupí para aumentar la cantidad y antes de masturbarme entre sus senos le mordí un pezón como castigo.
- Hijo de puta, - ...
... me gritó.
Yo le sonreí mientras metía mi polla entre sus enormes tetas. El volumen era tal, que mi verga desaparecía totalmente y solo cuando la introducía a fondo, aparecía la punta por el otro lado. Pensé en acercársela a la boca, pero opté por ser precavido puesto que aún era peligrosa. Me masturbé a placer durante un rato y de vez en cuando le sujetaba y le estiraba los pechos por los pezones. Ella gritaba y yo me calentaba.
Me retiré y la observé indefensa como estaba. Le acaricié los pechos al principio muy despacio pero luego con fuerza. Eran tan turgentes, que se me salían entre los dedos.
Me acerqué a su coño y le saqué el consolador. Lo lamí para degustar la esencia de la mujer. Le froté con toda la palma el sexo que estaba completamente húmedo, cálido y blando y cogiéndola de las caderas, me acerqué tanto como pude y le introduje muy despacio la polla en su vagina.
En esta ocasión fui cuidadoso. La metía y sacaba sin prisa, cuidando de comprimir en cada ocasión su clítoris. Le acaricié el lateral de los senos con el dorso de la mano y rodeé suavemente las areolas y los pezones.
Después de la agresividad de los minutos anteriores, nuestros cuerpos estaban hipersensibilizados y eso se notaba en los movimientos de ambos.
Bianca continuaba excitándose, pero quería soltarse, cosa que le impedí. Quería hacerla sufrir a sabiendas que la falta de control sobre lo que acontecía haría que su orgasmo fuese muy intenso.
Me acuclillé y le subí la cadera con ...