Tres envites
Fecha: 25/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... me llegaba de ti. Respiré hondo una y otra vez. Te respiré a ti misma. Te sentía. Te vivía. Te pegabas a mí, en un abrazo sin limites. Centré mis pensamientos en lo que percibía. Tus manos acariciaban mi nuca, haciéndome vibrar más y más. Y mis estremecimientos se trasladaban a ti. Notaba temblar tu cuerpo pegado al mío. Mi rostro se perdía en tu melena, que casi me envolvía. Tu pelo me emborrachaba de deseo. Me apreté más. Acogiste mi presión en un abrazo aun más estrecho y cálido. Quise fundirme en ti y aceptaste también el envite. Ninguno de los dos hablaba. Solo aquel sórdido lenguaje de los suspiros, de los estremecimientos, de las percepciones. Y, en medio del abrazo, comencé a ser consciente de los detalles de cada una de tus curvas. Tus pechos...¡tantas veces soñados y ahora, por fin, apretados a mí!. Te abracé yo también. Mis manos apretaron tu espalda, acariciando palmo a palmo sobre tu camisa. Lujuriosas, ávidas de palpar tu cuerpo, fueron bajando. Hasta alcanzar esa curvita deliciosa que forman tu espalda y tu culito. "—¿Podré resistirlo?—" pensé. Y apareció de nuevo el joven seductor de años atrás. Y las manos, acariciando la espalda, se detuvieron en la curvita. Apreté. Te acerqué. Palpé tus nalgas. Duras. Sensuales. Para perderse.
Y en ellas me perdí. Acaricié. Con impúdica voracidad. Te apreté contra mi. Quise notar tu cuerpo enteramente pegado el mío. ¡Y vaya si lo noté! Separaste tu cara y me miraste divertida...y me regalaste, en vivo, en directo, y ...
... muy, muy de cerca, tu sonrisa...Me extasié en ella. Me concentré en tus dientes....en tus labios...Los acercaste a mi boca. Y empezaste a rozar los míos con los tuyos. Jugabas a besos. Jugabas a disfrutarlos desde el mismo principio del deseo, desde el calor que se transmite con la mera inmediatez de los labios, desde el estremecimiento eléctrico que se experimenta con ese primer roce. Haciéndolo anhelar todo. Ofreciendo más, pero conteniendo un poco, para incrementar el deseo. Respiré hondo y saboreé tu beso. Te ofrecí el mío. Me besaste largamente. Abriste mi boca con tu lengua y revolviste mis labios Bocas perdidas la una en la otra. Lenguas entrelazadas. Voraz sensualidad. Nos sumergimos en un beso interminable, como si en él se concentrasen los deseos acumulados.
Nos besábamos y seguíamos fundidos en un interminable abrazo. Y todos mis resortes reaccionaron de nuevo. Mi verga se hinchó. La notaste y tu reacción fue apretar tu vientre todavía más contra ella. Jugaban las bocas y jugaban los sexos. Noté la lasciva cercanía de tu pubis. Y me excité mucho. Y todavía me puso más el sentir tus estremecimientos recorrerte el cuerpo y transmitirse al mío. Los captaba en el beso. Los notaba en el sexo. Los percibía en ti entera. Y los experimenté en tus pezones erguidos.
De nuevo, tu pregunta
—¿Qué está volviendo a pasar por aquí debajo...?
Miraste con descaro mi entrepierna. Tu mano se posó suavemente sobre la hinchazón de mi sexo. Las yemas de tus dedos empezaron a ...