Tres envites
Fecha: 25/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... moverse delicadamente sobre mi abultamiento procaz. Mis dedos se mantenían en tus pezones, mientras, atónito, observaba el suave movimiento de los tuyos sobre mi pantalón. Las mutuas caricias parecieron sincronizar su dulce ritmo. Mi mano avanzó hacia tus pechos tentadores...tu piel se erizaba, la mía también. Crecía nuestra excitación. Te volví a besar, sin dejar de acariciar tu pezón, tu pequeño pecho entero. Y durante el beso, seguía notando tus manos pasando una y otra vez sobre la tela que aprisionaba mi verga erecta. Escandalosamente tiesa. Dura como en los mejores tiempos.
—Me gusta haberte puesto otra vez así - susurraste en mis oídos.
Y seguiste acariciando. Tus manos buscaron la cremallera del pantalón. Y la encontraron. La bajaste con habilidad. Mientras seguíamos besándonos, mientras me perdía en tus pechos, y me excitaba más y más, tu mano traviesa supo llegar hasta los interiores de mi sexo y atrapó, lasciva, mi verga ardiente.
—Mmmmmmm—murmuraste sensual y divertida ...
—Uffffffffff — ronroneé....
Paré de besarte para desabotonarte la blusa. Me ayudaste a quitártela. El sujetador era bonito, pero mi deseo era mayor que el placer de su contemplación. Sin perder tiempo, pasé mis manos por detrás y lo desabroché. Me alegré de haberlo hecho a la primera. "—No había perdido la habilidad de mi juventud—" pensé. Tú te lo quitaste completo y tus pechos quedaron libres para mi. Turgentes. Los pezones, excitados y duros. Me miraste traviesa.
—Mi ...
... turno....
A la vez que pronunciabas estas palabras, me desabrochaste el cinturón y abriste del todo mi bragueta.
—Quítate el pantalón...
Lo hice. El pantalón y todo. Me quedé desnudo. Tú te quitaste la falda, y quedaste desnuda y en tacones. Terriblemente sensual. Mi verga rabiosamente enhiesta necesitaba recuperar el tacto de tu mano sobre ella. Pero te hacías de rogar...la mirabas....y la mirabas....
—Me gusta tu polla— volviste a insistir
Y la cogiste de nuevo con tus manos. Tirando suavemente de ella, me atrajiste hacia ti. Te pusiste de pie y me abrazaste. Te rodee con mis brazos. Nos fundimos en un abrazo único, piel con piel, cuerpo con cuerpo, calor con calor, estremecimiento con estremecimiento. Mis manos acariciaron tu pelo, tu nuca, tu espalda, tus nalgas...Percibía la suavidad y la sensualidad de tus caricias por todo mi cuerpo. Por donde pasaban tus dedos, me hacían vibrar. Y mis vibraciones se acumulaban en la dureza de mi polla, que, pletórica de deseo, se apretaba a tu vientre. Me besaste los párpados. Cerré los ojos para disfrutar con plenitud de esa original caricia tuya. Noté como tu boca divina recorría mi rostro hasta detenerse de nuevo en mis labios. Otra vez tu lengua penetrando en busca de la mía. Se volvieron a encontrar y se retorcieron una contra la otra, en un beso largo, lujurioso, abismal. Perdidos en él, nuestros cuerpos se estrecharon. Más y más. Mis manos se regodeaban en tus nalgas. La posesión de aquel culito me incrementaba la ...