1. Un domingo de playa


    Fecha: 04/06/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... irse ya, lo que no hace nunca sin ordeñar mi polla. También Juanele es un tragón de semen.
    
    Nos despedimos con un par de besos y unas caricias al culo y solo me dijo que, si yo quería, a las 8 de la tarde vendría por mí. Le emplacé para las 9:30 de la noche en mi casa, iríamos a tomar algo, luego al cine si se nos antojaba y, al salir, tomaríamos unas copas antes de llamar al taxi. Lunes nos despertamos a las 12:45 y fuimos a la ducha para acabar de ensuciarnos y lavarnos, pues la noche fue desenfrenada como ya es costumbre en nosotros.
    
    Queda contar qué hice desde las 4 de la tarde. Me costó algo más de una hora para descubrir un tipo que de guapo no tenía mas que el culo y su polla. Cuando lo vi detrás de mí haciéndose el loco me quedé prendado, prendido y apresado. Cierto que es feo de cara, pero, ¡joder!, unos pectorales que si no dan leche es por ser macho de verdad y de esto estaba muy bien dotado. El culo parecía la conjunción de dos medias pelotas de fútbol, ni que estuvieran hecha esas nalgas a tiro de compás. Pero la baja delantera era de ensueño; un pene largo, adecuadamente curvado hacia arriba, grande, grueso y brillante. Lo primero que pensé junto con el deseo de tenerlo dentro de mí es que, aunque me lubricara, me iba a hacer daño, pero si me hacía daño igual me produciría placer, porque a mas daño mayor placer. Me acerqué hacia él sobándome la polla para que se pusiera al orden del día y alineada con la capitana. Pero cuando estuve muy cerca y, ...
    ... fijándome bien, tenía unas bolas que juntas no habría manos que las pudieran albergar. Me gustó más este dotado sujeto y perdí los estribos, diciendo:
    
    — Vengo a comerte esas bolas que cuelgan y a que me ensartes esa cimitarra en mis entrañas.
    
    Sin más preámbulos se adelantó, me besó y nos dimos lengua hasta no saber cual era mi boca: ¡qué modo de besar! La lengua me entraba hasta la garganta y la mía parecía crecer. Agradable sabor el hombre que ya tenía entre mis piernas, parecía mentol. Él me dijo que mi boca sabía a whisky, que era justo lo último que había tomado. Pienso que intercambiamos de verdad los sabores porque el mentón y alrededor de nuestras bocas se extendía la saliva abundantemente.
    
    Yo le tenía amarrado con mis manos los dos balones de sus nalgas que iba acariciando y palmeando para animar. El tipo, Aurelio se hizo llamar, me puso su polla en mi cara, me la metió en mi boca y comencé a preparar su polla para que entrara suave en mi culo, mientras Aurelio iba preparando mis esfínteres con una dilatación metiendo dedos, uno tras otro y haciendo tijeras. Por momentos notaba dolor, pero disfrutando de aquella monumental polla iba gozando los dedos en mi culo. Noté que Aurelio tenía ya deseos de que yo acabara de hacer el maricón con su polla y a la vista que si no le daba oportunidad se me iría todo a la boca, me di la vuelta, me agaché como perrito mimoso y sentí sus manos separando mis glúteos y la polla de Aurelio asomarse por la boca del ano y... ¡zas!, la ...