1. La Hermana Mayor que todos Compartimos


    Fecha: 20/07/2017, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Interracial Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... en ese momento entendí a que se refería con hacer una apuesta ¿Pero que podía hacer? —. La apuesta es que llevaras esas medias hasta las doce de la mad**gada, si te las quitas pierdes.— E-Esta bien —acepté insegura. ¿Para qué me iba a quitar las medias?Miré el reloj que estaba encima de la puerta. Quedaban tres horas y media para medianoche. Tres horas en las que iba a exhibirme por casa delante de ese cerdo y, muy probablemente, delante de esos dos. Sin mediar palabra, subí a mi habitación y busqué un conjunto discreto.Me desnudé completamente y me encasqueté del tirón unas medias negras de tela opaca que me hacían un culo muy apretado, genial. En lugar de ponerme un jersey o una camisa, busqué en el armario una sudadera de color blanco de cremallera vertical. Me esconderían el escote y no iría provocando tanto, de hecho, me quedaba horrible esa sudadera.Aun vestida con las medias y la sudadera me sentía desnuda, así que me senté en la cama para intentar aclarar mis pensamientos.Yo quería a Alex. ¡No! Le amaba, no quería vivir sin él pero… Ya estaba viviendo sin él. Me daba miedo cortar con él y que volviese al poco tiempo, de tenerlo cerca y que ya no me perteneciese: de no poder tocarlo, morderlo ni abrazarlo.Si acababa mal con Goliat, continuaría maltratando a mi hermano. Si acababa mal con Goliat, el fin de semana se iría al traste y encima me arriesgaba a que forzase a Jon a darle el número de mi novio. Para rematar tenía esa sensación de lujuria comprimida en el ...
    ... vientre, un sentimiento que repudiaba pero que aún sin desearlo existía. No era inteligente negar lo evidente, ya que si lo hacía podía caer en el error de sobreestimar mis posibilidades.Tenía que aceptar que llevaba mucho tiempo sin sexo, que llevaba mucho tiempo sin contacto humano y que, para rematar, la actitud de ese macarra me volvía loca. Nunca me había dejado dominar por nadie pero, por alguna extraña razón, me volvía loca la idea de pensar que ese cerdo iba a poder hacerme lo se le antojase sin que yo, por mucho que me negase, pudiese impedírselo.Era mucho más que un simple fetiche de sumisión, era un fetiche de humillación, de que me utilizase y me humillase como a las bragas que reposaban impregnadas en semen en el suelo de la habitación.Él saca beneficio de mi derrota o incumple su palabra si salgo victoriosa.Bajé a las nueve y media cuando me obligué a salir de mi habitación. Si tenía que pasar algo iba a pasar y no conseguía nada retrasándolo. Todo dependía de mí y de mi actitud. No iba a dejarme dominar por ese mocoso.Llegué al comedor donde se hallaban los cuatro embobados con la consola. El primero en mirarme, como no, fue Goliat. Una sonrisa burlona se formó en su rostro. Estaba sentado en el sillón individual de cuero, mientras que los otros tres estaba repartidos entre los dos sofás; yo me senté al lado de uno de los gemelos en el hueco que quedaba libre.— No nos hemos presentado aún, yo soy Diestro.— Vaya nombrecito —musité riéndome—. Encantada, Diestro. Yo soy ...
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