Descubriendo afecciones
Fecha: 14/04/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
Hace ya más de 30 años trabajé en el equivalente a una casa de cultura patrocinada por el gobierno federal, en Coyoacán, pues requería demostrarme a mí misma que era capaz de sostenerme y, por qué no, llegar a ser independiente de Saúl, mi esposo. A los pocos días me enredé con Leandro, un compañero de trabajo que tenía un puesto similar al mío. Me pasó lo mismo que muchas otras veces: él me atrajo, yo también le causé atracción, y se dio lo demás. Él era soltero y sabía que yo estaba casada, no obstante, Leandro insistió y como yo no soy afecta a resistirme si me revolotean las mariposas en el estómago, al mes yo ya había conocido la recámara de su departamento…
El asunto es que una noche habíamos quedado de ir a su casa a retozar un rato, pero hubo una “urgencia” de trabajo, algo muy común en los jefes que no saben administrar correctamente los recursos y dejan en la charola de recepción los asuntos para darles salida a la última hora. Le comuniqué a Saúl el problema y le pedí que él atendiera a los niños cuando se tuviese que retirar mi hermana y que un compañero me iría a dejar a la casa.
Salimos relativamente tarde y ya no podríamos ir al departamento de Leandro, pero estábamos muy calientes pues mientras cumplíamos el trabajo, cada vez que podíamos, nos manoseábamos. Al salir, en vez de bajar las escaleras, subimos hasta la azotea, la luna estaba esplendorosa y nos besamos como dos enamorados. Leandro se sacó el pene, me subió un poco la falda. Tomé su miembro ...
... babeante y me hice a un lado las pantaletas para frotar su glande en mi clítoris, acción muy común con él y otros en esas condiciones para facilitar la introducción de pie. Nos movimos un poco mientras seguíamos besándonos. Levantando mi falda, me tomó de las nalgas para cargarme, abrí las piernas y eché la cabeza para atrás cuando me introdujo todo el miembro y sentí hermoso el recorrido por el interior sumamente viscoso de mi vagina, no pude cerrar los ojos de inmediato, que es lo usual, porque claramente vi que la Luna iluminó más fuerte nuestro amor, pero los cerré cuando me balanceó rápidamente pues vino mi primer orgasmo, más correctamente el primero de la ola continua de orgasmos que tuve hasta que se vino y me volvió a poner con los pies en el piso.
–Descansemos así un poco, que traigo para otro más, Tita –me dijo y recordé que era tarde, además de que escuché que alguien subía las escaleras.
–No, alguien viene –le dije apartándome de él y acomodándome la falda antes de tomar la bolsa.
–Buenas noches –dijo el vigilante quien había subido para cerrar la puerta.
–Buenas noches. ¿Ya vio que hermosa está la Luna? –Le dije dirigiéndonos hacia la puerta.
–Sí, está hermosa –contestó mirando mi pecho.
–Buenas noches, hasta mañana –dijo Leandro señalando hacia la escalera para que bajáramos.
–Hasta mañana, que descansen… –Contesto con cierto sarcasmo y sonreímos.
–¡Me quedé con las ganas de otra venida más! –me dijo Leandro al salir del edifico–. Vamos a ...