Descubriendo afecciones
Fecha: 14/04/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... mi casa para terminar –me pidió.
–No ya es muy tarde, pero en el carro te ayudaré a que te salga lo que falta –le dije mirándolo con picardía, y me pasé la lengua por los labios.
Leandro sonrió, me abrió la puerta del auto y, apenas cuando él subió, se sacó la verga, aún amorcillada.
–Vámonos sin prisa –pedí al tomar su falo y cuando arrancó el motor del carro empecé con mi juego de lengua limpiando el glande y el tronco.
Todo el camino se la vine chupando y masajeándole las bolas. Ni qué decir que cuando se estacionó a la puerta de mi casa, bajo la luz del farol ya la tenía sumamente parada. Me incorporé y vi que el interior de la casa estaba apagado, señal de que ya estarían durmiendo todos.
–Aún no me sacas lo que me falta –me dijo antes de besarme y después me inclinó la cabeza para que continuara la tarea prometida.
–Ahorita lo hago, mi amor –le dije acomodándome para concluir mi labor, sabiendo que nadie nos vería y él reclino el respaldo del asiento.
Meneándole el tronco, se la mamé hasta que se vino; en efecto, aún traía mucho esperma pues se me escurrió un poco sobre su pantalón, lanzó un grito apagado al sacar el último chorro. Saboreé un poco de semen y al besarlo le di en la boca lo que me sobraba.
Salí de inmediato y me pareció ver una sombra en el resquicio de la cortina del ventanal de arriba, pero no quise verificarlo. Abrí rápidamente el portón y me introduje a casa, al voltear al auto cuando lo cerré vi que Leandro acomodaba el ...
... respaldo verticalmente y se limpiaba los labios con la manga de la camisa, pero seguía con los ojos cerrados, disfrutando el letargo del orgasmo. En ese momento se encendió la luz del patio y supuse que Saúl se habría levantado, pero de inmediato cambié ese pensamiento por la duda: ¿acaso era Saúl la sombra que me pareció ver en la ventana? Con esto en la cabeza, abrí la puerta interior y Saúl prendió la luz de la escalera a la cual me dirigí y la subí sin prisa.
–Hola, Nena, ¿cómo te fue? –me saludó y por respuesta recibió un beso con intenso sabor a semen– ¿Te gustó la leche? –pregunto limpiándome unas gotas que aún traía en la barbilla las cuales me embarró en los labios y, cuando los lamía escuché el arranque del auto de Leandro; al voltear hacia la ventana, me di cuenta que Saúl se percató de todo, aunque no viera lo suficiente pues seguramente mi cabellera le estorbaba.
–A mí sí, ¿y a ti? –le pregunté con descaro, volviéndome a relamer los labios, viendo por la misma rendija de la cortina cómo se alejaba el auto de Leandro. Para darle a entender que no me intimidaba.
Me levantó la falda, se hincó y me bajó de golpe las pantaletas. Acercó su cara al pelambre de mi cuca revolviéndolo con la nariz.
–¡También acá huele a semen mi Nena puta…! –dijo, abarcando mis nalgas con sus manos y me comenzó a chupar con fruición.
Recordé que así me hizo una vez que llegué de hacer el amor con Eduardo y, sin decir nada más que colocándome en posición de 69, con mis mamadas lo ...