1. La amiga de mi amiga


    Fecha: 25/04/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuenta de que yo estaba especialmente contenta, satisfecha. Y entonces no pude evitar decírselo, que había estado toda la noche tirando y había acabado 19 veces-
    
    -¿19 veces? ¿Cuándo fue eso? Yo no me acuerdo. Seguro que estabas con otro-
    
    -¿Cómo voy a irme con otro si tú me dejas tan satisfecha?- protestó Virginia -Además, no conozco a nadie que lo haga tan rico como tú-
    
    -Gracias- le dije mientras sentía como mi güevo reaccionaba un poco y comenzaba a levantarse.
    
    -¡Hey! Eso lo sentí- dijo Virginia sonriendo al sentir mi güevo estirándose bajo de ella -El caso es que Lin empezó a interrogarme…-
    
    -Pero 19 veces?- le pregunté interrumpiéndola.
    
    -Jajaja. No seas bobo. Exageré un poco-
    
    -Pero es que si acabaste 19 veces hay un serio desbalance en nuestra relación. Yo acabo 2 o 3 veces por noche y tú, ¿19?-
    
    -Jajaja. No seas bobo. Nunca he llegado a 19… pero ¿quizás 12?-
    
    -¿12? Seguimos desbalanceados- protesté.
    
    -¿Y de quién es la culpa si apenas echas un chorrito por ahí, se te desinfla como un pellejo vacío- dijo levantando un poco el cuerpo para que mi güevo pasara hacia arriba de mi vientre, volviéndose a acostar ella sobre él, luego de pasarle la mano con cariño.
    
    -Bueno, es verdad- respondí derrotado.
    
    -El caso es que empecé a contarle de ti a Lin, de cómo hacíamos el amor, de cómo disfrutábamos del sexo…y entonces- dijo Virginia continuando con la conversación -me dijo que ella todavía era virgen-
    
    -Wow, yo pensé que en toda la universidad no ...
    ... quedaban vírgenes. Jajaja-
    
    -¿Qué te crees? Estoy segura de que hay más de una que no sabe lo rico que es esto-
    
    Para enfatizar sus palabras, Virginia empezó a mover su torso para acariciarme el güevo y también mis caderas y mi abdomen. Sus tetas se sentían delicioso, mientras se restregaban contra mis muslos. Finalmente paró de moverse y se acomodó igual que antes, con la diferencia de que ahora mi güevo estaba apresado entre los dos.
    
    -Oh sí. Es realmente rico- le contesté acariciándole cabeza, que era lo único que estaba a mi alcance.
    
    -Muy bien, pero volviendo a lo de mi amiga- siguió contándome Virginia -El caso es que me pareció muy triste que ella fuese a caer en manos de algún idiota que se la iba a coger en el asiento de atrás de un carro, sin posibilidad de que disfrute o que por lo menos no le duela mucho…-
    
    -Si, definitivamente es una mala nota, pero nosotros no podemos hacer nada- intervine.
    
    -¿Cómo que no podemos hacer nada?- dijo Virginia parpadeando rápidamente con los ojos más lindos del mundo, en una acción que ella sabía me desarmaba completamente. Cada vez que ella hacía eso, yo quedaba en sus manos.
    
    -Bueno. Podemos aconsejarla… -balbuceé mientras mi güevo seguía endureciéndose bajo el cuerpo de Virginia.
    
    -Mucho más que eso- dijo -Podemos, por ejemplo, dejarla que nos vea-
    
    -¿Cómo que dejarla que nos vea?- pregunté.
    
    -Si. Invitarla acá a tu cuarto. O en el mío. Y dejarla que nos vea haciendo el amor y así aprender cómo se hace-
    
    Luego ...
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