Eres mi putita
Fecha: 26/04/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
Era una tarde de primavera. El cielo estaba cubierto de nubes y comenzaba a llover. Aquella tarde había ido a casa de la señorita R a hacerle una pequeña visita. Juntos veíamos en aquellos momentos un capítulo de Friends. Ambos estábamos acurrucados bajo una pequeña suave de ella, y desde hacía rato notaba que mi miembro se estaba empalmando. Yo no podía remediarlo y sin que ella se diese cuenta le metía mano de vez en cuando. En un momento tuve ocasión de poder deslizar mi mano hacia su culo. Era un hermoso culito respingón, grande y hermoso, y tenía manía de imaginarme penetrando ese culo de ensueño. Tenía mi mano apoyada sobre su pierna, y cada vez más intentaba llevarla hacia su sexo. Me estaba poniendo a cien cuando ella hizo un movimiento brusco y se apoyó sobre mi hombro.
Me dio más corte esto, porque mi miembro estaba erecto y temía que ella se diese cuenta y se enfadara, pero sucedió todo lo contrario. Note algo raro en mi pantalón, y cuando sentí el tacto suave y frío de una mano acariciándolo. Di unos gemidos, no sabía qué hacer, y ella me miró. Y sin decirme una sola palabra se lanzó sobre mi boca, buscándome brutalmente mi lengua, así que abrí mi boca y nuestras lenguas se encontraron. Su lengua era caliente y sabrosa y eso me ponía mucho más caliente aún. Además, mientras nuestras lenguas se lamían con pasión, la señorita R me estaba masturbando, de esas que no se olvidan en la vida. Yo estrujaba con fuerza sus pechos con pasión, ella soltaba de vez en cuando ...
... un gemido de dolor, ya que le pellizcaba con fuerza sus feroces pezones. De repente dejó de masturbarme y separamos nuestras lenguas. Ella se montó abierta de piernas sobre mi.
Dejé caer mis pantalones vaqueros al suelo, y la señorita R me quitó con ansia mis bóxer. La punta de mi miembro rozaba sus pantalones, y esto consiguió que me diera aún más morbo, así que me lancé sobre ella quitándole su camiseta. Llevaba un sujetador negro bastante pequeño, ya que parecía que sus enormes pechos se iban a escapar de él. No pude remediarlo y se lo quité con fuerza. Tenía los pezones muy duros, ya que pasé mi lengua por ellos. Apretaba con mis manos sus tetas preciosas y sabrosas, y notaba que ella se ponía cachonda perdida, igual que yo, mamaba sus tetas como un recién nacido a su madre. Mordí cariñosamente sus pezones, y ella reía entre gemidos. Me desabrochó la camisa con poderío y empezó a besarme el cuello y tórax. Mientras lo hacía palpaba su culito, tocando sus nalgas con las dos manos, y al deslizar una de mis manos hacia más arriba pude tocar su tanga de hilo negro, que provocó que me pusiera aún más bruto de lo que estaba. Le empecé a desabrochar sus pantalones, y ella me ayudó a quitárselos. Al fin la tenía en tanga sobre mi. Yo ya estaba totalmente desnudo, solamente quedaba quitar ese precioso tanga con aquél perfecto culo, el mejor que había visto en mi vida.
- Quítamelo con la boca. -me pidió.
La tumbé sobre el sofá y como ella me pidió le saqué aquel tanga con ...