Esta noche es Nochebuena (Segunda parte)
Fecha: 11/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... enrojecidas de la tunda que le estaba dando. Los azotes, lejos de molestarle, enardecían todavía más su excitación.
—¡Fóllame más fuerte, que me corro, —gritó.
—¡Así, córrete, cariño!
—¡Qué dura la tienes! ¡Cómo te siento, joder!
Un intensísimo orgasmo se inició en su coño, recorriendo después todo su ser, viajando por cada terminación nerviosa durante treinta segundos en los que en su mente no había espacio para nada más que para el placer que aquel hombre maduro le estaba procurando con cada pollazo que le daba. Los gritos y jadeos fueron remitiendo, pero el entrenador quería adentrarse en las profundidades de aquel culo que no le había dejado dormir durante dos días, y con la polla completamente lubricada incursionó ahora en el agujero más estrecho, llevando a Ana a retomar unos gritos que parecían haber cesado.
Ana notaba como la polla se iba adentrando en su esfínter y le provocaba un dolor agudo, pero era soportable. Berto siguió ejerciendo presión hasta que el cipote penetró por completo en el pequeño agujero y cuando así fue empezó a percutir de forma lenta pero con contundentes golpes de cadera. Ana notó sensaciones placenteras que venían a sustituir los efectos dolorosos de las primeras acometidas y los resuellos de placer hicieron también su aparición acompañando a los resoplidos que el dueño del gimnasio daba mientras la enculaba.
—¡Joder, qué buena estás! ¡Menudo culo tienes! Estaría follándote todo el día, cabrona. Tienes un culo que me ...
... mata.
—¡Fóllame! —le suplicaba Ana. —Fóllame toda, cabrón, —le exigía ávida de más placer.
—El cabrón es tu novio, que no sabe que te van las pollas gordas, ¿me equivoco?
—No, no te equivocas. ¡Dámela toda! ¡Dame polla! ¡No pares! ¡No pares! ¡Fóllame fuerte, hijo de puta!
Ante tal avalancha de peticiones indecentes y obscenas, Berto abandonó el orificio. Deseaba prolongar el momento y que la joven disfrutara con él dejándole la misma huella que posiblemente le dejó el hombre rubio de ojos azules, aunque en el fondo quería superar la impronta del vikingo, y para ello se esforzó con todo lo que tenía. El hombre se acostó encima de la mesa ofreciéndole su hombría en todo su esplendor y Ana no dudó ni un momento en montarse a horcajadas sobre él para volver a meterse la polla por el culo. Cuando la tuvo en la entrada se dejó caer sobre la inhiesta barra de carne, notando cada centímetro de aquel madero dentro de ella, y acto seguido empezó a saltar sobre él con movimientos que se coordinaban con los del empuje de las caderas de él. El placer y el morbo que Ana sentía era indescriptible, pero lo que deseaba era correrse, y con la polla incrustada en su culo en ese momento no lo haría, de modo que cambió, y la extrajo de su ano para insertársela en el orificio del placer. Deslizó la mano por debajo, lo aferró y se lo fue metiendo poco a poco hasta que hizo tope originando que su boca se abriera exhalando un suspiro de profundo placer.
El cambiar de registro no le supuso un ...