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Una noche en la que fuimos de boda con mi mujer
Fecha: 17/05/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: fercho83, Fuente: CuentoRelatos
La fiesta de la boda a la que concurrimos la otra noche fue maravillosa, mucha gente y alegría junta. Debo decir que me llevo un gran recuerdo de todo lo sucedido. Pero creo necesario conceder un espacio de mayor preponderancia a una particularidad de esa noche, la causa por la cual mi atención estuvo sumida completamente a un solo hecho: la atrayente e inconmensurable belleza y sensualidad de mi mujer. No mostrarme anonadado resulto ser difícil esa noche, las sonrisas de picardía que mi mujer expresaba así lo atestiguaron. Realmente su atractivo me confirió cierto desconcierto que no pude disimular. El vestido rojo que le llegaba hasta la mitad de sus muslos descubriendo a la vista esas adorables piernas me deslumbro. La curvatura de su cintura resplandeciendo sobre ese rojo tan intenso me encandilo de tal manera que no pude contener los suspiros cada instante que la veía caminar. Esa tela se ceñía tan perfectamente a cada rincón de su cuerpo que fue imposible quitarle la mirada de encima en toda la noche. El deseo de atraparla entre mis manos para poseerla creció de manera ferviente a medida que trascurría la fiesta. Mi mirada tropezó en cada rincón de su cuerpo durante toda la noche, mi pulso se aceleraba cada instante en que más cerca de ella estaba. En un momento de la fiesta ella se dispuso a charlar con una invitada que estaba a su lado derecho en otro asiento cercano. Observando con gran deseo a mi mujer me fue difícil enterarme de que hablaron, mi mirada tan ...
... osada recorría de arriba abajo su cuerpo. La detenía en su boca que articulaba palabras, en su mirada atenta por la conversación. Bajaba hasta sus pechos sin prisa la mirada, el escote ajustado ocasionaba que mi piel ardiera mientras mis ojos se posaban tan a gusto sobre ellos. Tan complacido por la contemplación de su cuerpo me hallaba. Verla arropada con ese vestido rojo provoco que me costara contener la erección, el latir abrupto de constantes vibraciones en mi miembro erecto me dominaban. Mordiendo mis labios deslizaba la mirada por sus piernas cruzadas. El costado de su pierna izquierda estaba a merced de mis ojos. Mis manos se inquietaban de tal manera que golpeaba los dedos contra la mesa deseando apretar la piel de sus piernas vigorosamente. Cuando finalmente termino la charla y la invitada se fue al baño coloque mi mano derecha sobre su espalda. La conduje hábilmente mirando su boca, centímetro a centímetro desplace mi mano suavemente frotando hacia abajo, y cada vez más abajo hasta alcanzar la parte inferior de su espalda. Desde ahí arrastre el movimiento de mano hacia la parte derecha de su cintura. La sostuve apretando firme, acariciando con los dedos lento y suave. Frotaba a medida que iba ascendiendo por el contorno de su cadera. El placer que sentí al hacerlo profundizaba aún más mi respiración. Lentamente acerqué tanto como pude mi boca a la suya para besarla. Fue un alivio desplazar mis labios sobre los de ella. Lo hice con tanto entusiasmo que sentí que ...