1. El regalo: Un antes y un después (Quinta Parte)


    Fecha: 20/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... palabras, se inclinó hacia mi lado y me dio un beso en la mejilla–. No lo olvides Rocky, el placer más grande se encuentra en alcanzar lo que crees que no vas a poder conseguir fácilmente o sin ansiarlo… ¡Jamás!
    
    ¡Mierdaaa! A mi mente llegó la pregunta más importante para la próxima hora… ¿Habrá pasta en la alacena? o ¿Tendré que comprar antes de llegar? Estaba pensando en eso y que tal vez tendría que llamar a Silvia para consultarle, cuando divisé a lo lejos sobre la acera de mi derecha a una pareja, hombre y mujer, cerca de la entrada a la torre donde mi esposa laboraba, abrazados y él, un tipo de apariencia mayor, ladeaba su cabeza sobre el rostro de…
    
    Rocky… ¿Por qué te detienes? Por aquí no es Nene. Queda más adelante y girando a la izquierda después… ¿Rocky? Estás pálido. ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? ¿Qué has visto?
    
    —Paola, tan solo he visto la vida. —Le respondí antes de acelerar nuevamente–. Mi vida Pao, de nuevo tan… ¡Comprometida!
    
    Después de dejar a Paola a la entrada de su hotel, con un beso suyo cerca, muy cerca de mis labios y un… ¡Mañana nos vemos mi «rolito»!, a modo de despedida, me apresuré a llegar al piso. Me deshice de mi ropa y me coloqué una sudadera gris y mis zapatillas azules, para estar más cómodo en la cocina. Allí revisé en la alacena y afortunadamente nos quedaba un paquete de pasta. Del anaquel superior, tomé la lata de atún y una de maíz tierno. En el refrigerador encontré dos tomates rojos y me dispuse a preparar la «suculenta» ...
    ... cena.
    
    Parecía yo un zombi, muerto sí, pero realizando labores de un vivo. De manera robótica alzaba, lavaba, llevaba y cortaba, de pie frente al mesón y luego de una media vuelta, mirando al fogón, observando la lenta cocción. Mientras en mi mente las imágenes, las nuevas y las pasadas, se paseaban despertando mis demonios, acorralándome de preguntas inciertas. ¿O no?
    
    ¿Porque? ¿En que había vuelto a fallar? ¿A qué horas me descuidé y volvió ella a caer? No lo sabía, no lo podía descubrir. Repasaba los momentos previos de días pasados, solo encontraba en mi memoria las frases de Silvia, renegando de las actitudes tan distantes de su jefe. ¿Sería él? Problemas de oficina, importantes para ella y tan estúpidas para mí. La pasta estaba casi lista y mientras abría la lata de atún, el timbre de la puerta sonó. Detrás de ella podía escuchar la algarabía feliz de mis niños y la voz grave de mi suegra, despidiéndose de...
    
    No alcancé a abrir la puerta cuando mis dos hijos se abalanzaron hacia mí, como un pequeño regimiento de enanas alegrías.
    
    ¡Papi!, ¡Papi!, ¡Papiii!… Y me tumbaron al piso, echándose encima de mí, para que yo me dejara vencer con sus besos y sus pequeños brazos extendidos, tratando de hacerme cosquillas en mi estómago. Una pequeña batalla que con gusto perdí.
    
    —Gracias suegra, que pena la molestia. —Ese fue el saludo de agradecimiento para ella, la madre de mi adorado tormento–.
    
    —No es nada Rodrigo, ellos dos son muy felices conmigo. ¿Silvia no ha llegado ...
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