El regalo: Un antes y un después (Quinta Parte)
Fecha: 20/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... aún? —Me preguntó y yo negué de inmediato con mi cabeza y mi alzar de hombros.
—Pobrecita, ¿Cierto que sí? Mi pobre niña siempre trabajando tan duro. —Si señora, bastante y muy «entregada» a las órdenes de su jefe. Usted ni se lo imagina suegra.
—Bueno Rocky, me voy porque Alonso esta abajo esperándome. Si necesitan que los recoja de nuevo, por mi encantada–. Tenerlos a mi lado, me alegra el día.
—Ahh, por cierto ya adelanté con ellos sus deberes. Los dos colorean muy bien. —Uhum, debe ser la herencia, llevan en su sangre el gusto por el arte–. Puntualicé, mientras que mi suegra, me obsequiaba en su rostro una mueca de desagrado. Nunca le simpaticé, apenas si nos soportábamos.
Junto a mis dos niños, cenamos escuchando de ellos las canciones aprendidas y sus divertidas aventuras en el colegio. Luego de ver un rato la televisión con los dibujos animados que tanto les gustaban, los metí en la ducha y de uno en uno, después les fui colocando sus pijamas, acariciando sus cabecitas y contándoles un cuento de princesas, caballeros y dragones, logrando al cabo de un rato, dormirlos con una leve sonrisa que me alegró el alma. Les dejé sus uniformes listos, zapatos lustrados y las maletas listas junto a sus refrigerios.
Recogí luego los trastos y los enjuagué, dejándolos apilados y en orden, brillantes sobre el mesón. ¿Un trago? Hummm, una cerveza fría tal vez. Miré hacia el reloj de la cocina, pocos minutos faltaban para las diez. Recogí la basura y los desechos en una ...
... bolsa y dejando la cerveza sobre la mesa de centro de la sala, bajé para dejar los desperdicios en el depósito, cerca de la portería.
Abajo me encontré con la señora Gertrudis, nuestra anciana vecina, quien vociferaba angustiada y me acerqué para conocer el porqué de sus gritos. Me informó que su perrito, un peludo y hermoso Yorkshire Terrier, se había soltado de su correa y había salido corriendo detrás de un gato. El animalito se había pasado por en medio de las rejas de la urbanización hacia la calle. La tranquilicé diciéndole que yo iría por él.
—¿Y cómo se llama? —le pregunté–. ¡Toretto! me respondió. —Pero tranquilo Rodrigo que el solo ladra y no muerde. —Me dijo algo más calmada en medio de sus lágrimas. Al llegar a la acera, pude observar que se encontraba cerca de un árbol, en medio de unos arbustos bajos. Me acerqué por detrás con cuidado de no asustarlo, sin embargo las luces de un automóvil, que se acercaba a la urbanización, le dieron de lleno iluminando sus redondas pupilas e intentó correr hacia la calle.
Corrí un poco hasta darle alcance y lo tomé de sus caderas. Me descuidé y me mordió la mano. Sin embargo no lo solté. Al regresar con Toretto en mis brazos, un auto negro estaba estacionado unos cuantos metros antes de la entrada. Los cuatro aros entrelazados se me hicieron un tanto familiares. Me acerqué por detrás para observar si podía algo, aunque en su interior reinaba la oscuridad. Afortunadamente para mí, – ¿O no? – un taxi que venía de frente, ...