1. sonia y su familia 3 morbo en la playa nudista


    Fecha: 07/06/2018, Categorías: Incesto Autor: luismendoza, Fuente: SexoSinTabues

    Carlos había llevado a su familia a playas nudistas desde hacía años, cuando Sonia era muy pequeña. Eso hacía que ella hubiera visto muchas pollas a su corta edad, y que de alguna manera se hubiera acostumbrado a tal visión. Solían ir Carlos, Sonia y el hermano de ésta, también llamado Carlos (para diferenciarlo con su padre lo llamaré Carlos Jr. ); y en ocasiones los acompañaba el abuelo y algún primo o amigo de alguno de ellos. Aunque su padre siempre se había excitado viendo a Sonia desnuda jugando por la playa, sobretodo cuando ella se sentaba a jugar con la arena y se le pegaba un poco de arena mojada en su dulce rajita, y él la limpiaba toda antes de volver a casa; siempre evitaba mostrar su excitación y de hecho conseguía, no sin mucho esfuerzo, no tener erecciones. Carlos Jr. , que es tres años mayor que su hermana (es decir, tiene 15 años), es un chico muy impetuoso y activo. Según le confesó a su propia hermana, no ha tenido relaciones sexuales con ninguna otra chica salvo con ella. Sonia nunca acabó de creerse completamente esta confesión; en primer lugar por su carácter abierto y decidido, que lo convertían en el "líder" de su grupo de amigos, y en segundo lugar, por el pollón considerable que tenía su hermano a pesar de su edad. Carlos Jr. era un joven bastante delgado, casi con un aspecto enclenque, lo que provocaba al verle desnudo y con el rabo tieso una sensación rara; de cómo si eso no le fuera con él. Para Sonia, la polla de su hermano era extremadamente ...
    ... larga, aunque no muy gruesa, lo que hacía remarcar más esa cualidad longitudinal. Sonia era joven, pero ya había experimentado algunas sensaciones por las que las chicas se sienten atraídas; y tener al alcance una buena polla era una de ellas. Sin duda, la suya era una familia de hombres superdotados; abuelo, padre e hijo tenían unos miembros enormes, de momento en un orden generacional. Pero Sonia sentía una terrible curiosidad por cómo sería el pene de su hermano una vez éste fuera ya un hombre adulto. A pesar de que le resultara prácticamente imposible, creía posible que podía ser más grande que el colosal instrumento de su abuelo. En cualquier caso, ella deseaba seguir con ellos en estas condiciones para comprobarlo. Y es que ese deseo de seguir igual, de no romper la situación establecida, era lo que la llevaba a ser tan dócil y obediente con el apetito sexual de su familia. De hecho consideraba natural que eso sucediera, ya que en una casa en la que convivían tres grandes pollas y una inocente hembra era como una bomba de relojería, que tarde o temprano iba a explotar; y era responsabilidad suya el dar placer a los tres hombres de su vida, accediendo a sus peticiones. A una temprana edad ya se había familiarizado con el contacto físico de su cuerpo desnudo con el de su hermano, padre y abuelo. En las playas nudistas se ponían mutuamente crema protectora solar, y eso despertaba miradas, algunas curiosas, otras más inquietas, de la gente que se hallaba cerca de ellos. La ...
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