Julia
Fecha: 26/05/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Tal como sugeriste, hubo un bonito calentamiento previo, con caricias, mimos, susurros y besos. Te dije lo guapa que estabas y lo mucho que te deseaba. Bailamos. Sí, también bailamos. Y durante el baile, siguieron los mimos. Terminó la música y te abracé por detrás. El roce de tu trasero con mi polla, ya bien removida, terminó de encenderme. Y de encenderte a ti, mi querida Julia. Tus nalgas se estrecharon contra mi tranca. Me estremecí de placer. Te mantuve así, abrazándote por detrás y besando tu cuello. Mi polla trepidaba debajo del pantalón de pijama que llevaba puesto. Y tú te estremecías. Mi verga se aplastaba cada vez más entre la abertura de tus nalgas. Palpitaba sobre ellas. Vestías una bata casera y debajo, el camisón. Ni la una ni el otro me impedían notar el calor de tu piel y tus continuos estremecimientos.
Te rodeé con mis brazos. Seguí besando tu cuello y susurrándote mimos. Mi verga seguía entre tus nalgas. Echaste tu cabeza hacia atrás apoyándola en mí. Tu respiración se fue convirtiendo en trémulos jadeos. Mis manos ciñeron tu vientre, estrechando más el abrazo. Estaba totalmente pegado a ti, brujita. Podía notar tu respiración, agitada de excitación. Metí mis manos entre tu bata, y salvé también el camisón. Las yemas de mis dedos jugaron con tus pezones, duros y excitados. Los acaricié mientras te besaba en el cuello y la nuca. Mis manos abarcaron tus pechos por completo. Mis dedos, pasando de uno a otro, buscaban avivar más y más cada uno de tus dos ...
... enhiestos pezones. Mis labios recorrían tu nuca, tu cuello, tus mejillas, besándote con ternura infinita. Y mi verga seguía aplastaba, codiciosa, entre tus nalgas.
Nos dimos la vuelta y quedamos de nuevo frente a frente. Besé tus labios. Tu boca se entreabrió para dejarme recorrerla por completo. Nos fundimos en un largo y delicioso beso. Nuestros cuerpos se apretaban en un estrecho abrazo. Mi verga, ya rabiosamente enhiesta, se estrujaba furiosa contra tu sexo. Tus jadeos eran cada vez más fuertes. Mis manos bajaron a tus nalgas y las apretaron con fuerza. Mi verga ya buscaba codiciosa adentrarse en los pliegues de aquella vulva que, bajo la bata, yo intuía henchida y húmeda. Por detrás, fui subiendo la bata y el camisón, hasta que mis manos palparon la arrebatadora desnudez de aquellas ancas tuyas, duras y excitantes. Me abrazabas entrelazando sus manos por detrás de mi nuca. Te apretabas contra mí, besándome con pasión.
Del salón pasamos a la habitación. Desabroché los botones que cerraban tu bata por delante y te la quité. Luego, el camisón. Me desnudé yo completo. Desnudos los dos, nos abrazamos. Otra vez la exquisita suavidad de tus manos en mi espalda. Ahora, en directo roce, la turgencia de tus pezones contra mi pecho. Otra vez la voluptuosidad de tu culo entre mis manos. Ya se interponía entre tu sexo y mi verga. La pasión y el deseo me impelían a ir deprisa, pero hice un esfuerzo de voluntad para lentificar las caricias. Mi polla se frotaba contra tu sexo. Tu ...